30 de novembre 2006

Pescadores de agua dulce.


El otro día fui a pescar. Pero no a pescar atunes ni bacalaos (bacalados en castellano bien hablado), ni otras vulgaridades. Vulgar porque todo el mundo lo ha hecho alguna vez, no porque el pez en si sea vulgar, que peces vulgares haberlos hailos cómo también hay peces eruditos con los cuales es un placer hablar y filosofar durante horas y horas. Aunque normalmente la conversación siempre es la misma, a no ser que hables muy rápido, porque a los 3 segundos siempre te responden: ¿De qué hablábamos?

Pues sí. Fui a pescar sardinas pero con un nuevo método que se está poniendo de moda. Con la boca.

Ya sé que en estos momentos, mis seguidores más fieles, los pescadores puristas más recalcitrantes y los fontaneros se estarán llevando las manos a la cabeza (seguro que alguno hasta se estira de los pelos como una beatle's fan cualquiera). Lo sé. Lo sé y soy consciente de que pescar con la boca es un síntoma claro y profundo de caer en lo que se llama ser un “fashion victim”. Pero es que la verdad, ¿alguien ha notado esa sensación alguna vez cuando esa sardinita (con la cual hacía un día hablabas sobre Kierkegaard y cómo se habría masturbado en Freud) está viva y coleando en la boca, sus escamas clavándose suavemente en tu paladar (eso al principio, que eres novatillo), mordiéndote (cómo último recurso) la campanilla (eps, que si te muerden bien, una lágrima es fácil que saques, ¿eh?), para al final, salir del agua y escupir la sardina en el cubo?. Es en ese momento que, si te ha mordido bien en la campanilla y aún sigue aferrada a ella, te puedes hacer daño. Tu allí, medio agachado, la boca abierta y la sardina colgando en la boca, cogida a tu campanilla, aleteando y coleteando cómo una condenada, y claro, si tu compañero (para pescar con la boca es recomendable ir acompañado, por el peligro y la dificultad que conlleva este deporte de riesgo) no está atento, puedes pasar realmente mal. Si tu compañero también es novato, también lo pasarás mal, porque estirará de la sardina, con el daño consecuente en la aldaba menor del castillo. No, el secreto es aguantar suavemente la cola de la sardina con una mano (a escoger), mientras que el dedo índice de la otra mano se pasa dulcemente por el lomo del pez y el pulgar por su tierna barriguita. Eso induce al vertebrado acuático a relajarse y tranquilizarse (además de que así pasa el tiempo y se ahoga al no estar en el agua) y así, finalmente, abre la boca (según algunos científicos lo hace al bostezar, de lo relajado que está, y según otras eminencias, lo hace porque se ahoga e intenta respirar, animalico).

Total, que he empezado a describir este nuevo deporte de riesgo (futuro deporte olímpico) por los pies. Vamos a explicar en qué consiste, que se necesita y cómo disfrutar hasta el último aliento con esta actividad acuática:

Primero, necesitas un bañador y si puede ser, olvidarse de estampados hawaianos. No porque asustes a los peces, sino porque son una horterada de padre y muy señor mío. También necesitas un gorrito de lana. Para cuando vayas a pescar en invierno no pases frío antes y después. La toalla, más de lo mismo. Aunque la toalla no es para la cabeza, es para secarse el cuerpo (y la cabeza). Un cubo para depositar la caza pescada es recomendable. No es plan de ir tirando las sardinas por ahí, que luego se pudren y huelen mal. ¿Y entonces quién es el guapo que se bebe una cervecita fresquita, eh? Dependiendo de las dimensiones del cubo la gente podrá saber si eres un novato o todo un profesional del octavo arte. Si el cubo es pequeño, eres modesto, y novatillo. Si te llevas una nevera de camping, puedes poner ahí el hielo (¡i las cervezas!), te bebes las cervezas, tiras el hielo y ale, a poner sardinitas. Se mide si eres bueno por cómo vuelve el recipiente, en porcentajes. Es decir, si vuelves con el recipiente vacío, para que engañarnos, eres malo. Si está lleno pero son sardinas en escabeche, no sólo eres malo y tramposo, sino que eres idiota. Una opción recomendable si te gusta aparentar (ser bueno) es esperar cerca de algún otro pescador bucal y cuando se sumerja en el agua, robarle las sardinas. El punto de robarle mientras está en el agua es altamente importante. No para que nos crean más o menos profesionales, si no para cuidar nuestro cutis facial de inclemencias traumáticas. Otro elemento indispensable es una rejilla.Con esto y una barquita (las sardinas no se pescan en la playa) ya tenemos el material mínimo para ir de pesca mayor. Siempre se pueden llevar extras cómo un par de rubias exuberantes, tíos cachas o un hamster (con precinto, claro) para distraerse de vez en cuando. Todo dependiendo de los gustos. También se puede llevar una foto de Torrebruno para jugar a los dardos.

Una vez localicemos a las sardinas, lo que se tiene que hacer es:

- Quitarse de encima la rubia, el tío cachas o el hamster.
- Ponerse el bañador.
- Sacarse el gorrito de lana (si en invierno, si es verano, recomendamos no ponerselo).
- Ponerse la rejilla en la boca. (dentro)
- Saltar al agua.
- Sumergirse.
- Abrir la boca. (Si la rejilla tiene el tamaño adecuado, filtrará la sal del mar, con lo que no nos picará la garganta ni nos ahogaremos, ya que de todos es sabido que el problema del agua del mar es la sal, que provoca sed y hace que bebamos en exceso. A la vez, la rejilla hace que las sardinas no puedan morder la campanilla, y también evitamos el riesgo de tragarnoslas.)
- Cuando tengamos la boca llena de sardinas, subir a la barca y depositarlas en el cubo.
Y con estas recomendaciones básicas, cualquiera puede pasar un día ameno y divertido, practicando pesca de altura (cuidado con los que tengan vértigo). La última recomendación es que se practique en sábado, así el domingo se puede disfrutar de una sardinada.
Eso sí, el último paso es muy importante: volver a puerto.

P.S. No et posis el dit al cul quan seguis en una cadira. Et pots torçar el dit. I fa mal.

17 de novembre 2006

fashion vs sport


- Debí suponer que te encontraría aquí. Con tus amigachos, en el bar, claro.
- Cariño, ya te comenté que después de 3 horas dando vueltas mirando aparadores, mirando como te probabas ropa, ropa y más ropa y probándome yo la ropa que a ti te gusta que lleve (y que yo desapruebo), me iba a ver el partido con los amigos.
- Siempre igual. Nunca me acompañas. Y por una vez que vienes, parece que te vayas a morir, ¡como si te faltase oxigeno en una tienda!

Se miraron a los ojos. Aún se querían, pero los dos tenían claro que ciertas cosas no podían continuar y, por el bien de los dos, harían cambiar de pensamiento a su cónyuge. Ella lo tenía claro, iba a hacer cambiar a su querido esposo. Él lo tenia claro. Su amada mujer iba a cambiar.

Se sentaron. Uno en frente del otro. La pequeña mesa no era impedimento para sentir el calor de la piel de su amado consorte.

- A ver. Que conste que lo intento, pero no lo consigo. Explícame que coño tiene de divertido sentarte en una mesa, beber cerveza (y a morro, ¡por dios que vulgar!), chillar y berrear con tus amigos y jalear como primates en celo a tu equipo de fútbol...
- A ver. Que conste que lo intento pero... Alguien te ha comentado nunca la ventaja de tener la mente abierta a otras ideas que no sean las tuyas? ¡Que cojones! Como si ir de tienda en tienda, mirando aparadores de ropa que nunca nos podremos permitir, entrando en zaras, pull and bear, stravinskis, bersaks...
- Bershka y Stradivarius cariño, habla correctamente que sé que tus padres te metieron en un colegio de pago.
- Cariño, ¡como si es sanpitopato y los enanos rompepelotas! ¿Tu crees que es normal que la gente entre en esos sitios, todos ahí apretados, arrejuntados, buscando el maldito pantalón rebajado de precio en una montaña de pantalones que la gente ha tirado? ¡Que se pegan por una maldita camisa rosa de seda sintética barata que luego les dura cuatro meses! Que ha pasado hoy, ¿o es que tu no has visto a la gorda esa, chillándole como una esquizofrenica a la que iba de dama superior? Que si no llega a ser por la dependienta, se estrangulan con los calcetines a rallas de ofertas!
- Primero: no era una camisa. Era una blusa. Segundo, mientras tu te quedabas mirando, yo conseguí uno de esos pares de calcetines de rallas tan horrorosos.
- ¿¿¿Que has comprado esos calcetines??? Pero si eran la cosa más hortera que he visto en años!
- Viva tu memoria de elefante... ¿No recuerdas que el domingo es el cumpleaños de Eva?
- Ah. Pues si. Tienes razón, le encantarán, seguro que tiene algunos zapatos a juego. Pero eso no tiene nada que ver. Ir de compras, sea de rebajas o no, contigo, es morirse. ¿Porqué no puedes hacer como yo? Si me tengo que comprar unos pantalones, voy, miro so-la-men-te pantalones y me los compro. Pruébalo algún día de hacer, es fácil. Sé te costará, pero ya veras como al final ves la luz.
- Ja, ja y ja. Mira como me río. ¿Y tu has probado de dejar de beber cervezas sin parar mientras ves los partidos? ¿O es que es parte de la liturgia del fútbol llegar a casa luego oliendo a aceite refrito y con un aliento que parece como si te hubieras comido un cenicero mientras bebias?
- Bah. Contigo no se puede hablar.
- Si que se puede, pero la verdad, no entiendo como gente con mas de una neurona en la cabeza puede perder el tiempo chillando y animando a once tíos en pantalón corto que corren detrás de una pelota. Por el amor de dios, que si pierden no cenas! Pero no ves que esa gente gana en un cuatro dias lo que tu nunca ganaras en tu vida! Tu crees que realmente les importa a ellos tu equipo de futbol? Crees que ellos no cenan? ¡Si se van de fiesta ganen o pierdan! ¡Les importa un rábano todo! Y tu va y los idolatras...
- Huy, tienes razon. Es más importante, es más rico culturalmente, es más educativo tragarse todos esos programas del corazón, porque realmente la vida se puede llegar a hundir si no sabemos que el hijo de la duquesa se va a casar, o si la tonadillera tortillera de turno está con ese o con el otro... Esos si que son paradigmas de la cultura, ¡esos si que son iconos a seguir! Yo no cenaré, ¡pero es que tu eres capaz de llorar porque la Pantoja se ha quedado sin novio! Que sólo ha cobrado sesenta mil euros por la exclusiva, pobrecita...

Se volvieron a mirar. Ahora a los dos les parecía que la mesa que los separaba era mayor, más ancha, más oscura, más dura que cuando habían empezado a reñir.

- Me he cansado de discutir. Me voy para casa, ahí te espero. Adiós.
- Adiós.

Dicho esto, el marido se levantó y se fue, andando con pasos largos, sin mirar atrás, dejando la puerta del bar abierta, sin preocuparse por nada.
El camarero, que había estado contemplando desde la seguridad de la barra todo, se movió con pasos ligeros por el pasillo de sillas y cerro la puerta, luego, como buen camarero y amigo, se fue hacía la mesa.

- Realmente, lo vuestro es increíble... Aún no entiendo como estáis juntos... Oh, el amor...
- Déjate de chorradas y tráeme otra birra, que esta está caliente. Y no me traigas nada de comer, seguimos perdiendo... Quiero a mi marido, pero contestame a esto: ¿Porque me tiene que joder los partidos? ¿No se podía quedar mirando aparadores?

PS: Les bicicletes són per l'estiu. Per això a Amsterdamm n'hi han tantes.

07 de novembre 2006

Monumentos.


Durante cierto período oscuro de nuestra era, prácticamente en cada ciudad, villa y pueblo había un monumento. Hasta aquí la cosa me parece bien. Es bonito hacerle un monumento a alguien. La lástima es que en esa época, el “monumentado” siempre era el mismo. Y la razón por la que le hacían el monumento, siempre, en cada pueblo, villa y ciudad, era la misma: inaugurar pantanos. Que puede parecer una tontería, pero que el sujeto ese, le tenía tanta afición, que no lo dejó de hacer ni cuando estaba en el pulmón de acero. De todos es célebre esa frase mítica: “Españoles... Desde este pulmón de acero... Queda inaugurado este pantano”. Corte de cinta rojigualda, ris-ras y pantano que te crió.
Cómo decía, hacer monumentos está bien. Está bien si la razón es buena, claro. Y el otro día, pensando pensando, me he dado cuenta de que, a diferencia de tarados que inventan la dinamita y luego reparten premios en nombre de la paz y burradas similares, hay muchos grandes benefactores de la humanidad en el anonimato, los cuales nunca han tenido su premio en la plaza mayor de su localidad de nacimiento o defunción. Para ellos, por ellos, por todos nosotros, creo que sería motivo de honda satisfacción (quien dice honda dice kawasaki) hacerles el homenaje que se merecen. Por ello, aquí va esta lista de las personas (o no) que tendrían que tener un monumento. Luego, creo que haciendo una pequeña recogida de firmas tendríamos suficiente para enviarlo a la ONU (Organización Nacionalista de eUnucos) y que ellos hagan lo que tengan que hacer.
Cómo decía, para ellos, por ellos y por todos nosotros, ahí va la lista de los anónimos a los que tantos les debemos tanto y a los cuales les tendríamos que hacer un monumento:

Al que descubrió que los caracoles son comestibles y las babosas no.
Al que descubrió que tocándole las tetas a una vaca te dan leche y no te parten la cara.
Al que descubrió que el cuerpo humano es conductor de corriente.
Al que descubrió que los macarrones son huecos.
Al que descubrió que si juntas unos (1) y ceros (0) tienes internet y un pc.
Al que descubrió que los calcetines negros pegan con todo.
Al que descubrió que el amarillo es un color hortera.
Al que descubrió que mear con el viento de cara es molesto.
Al que descubrió que se puede crecer sin ver las películas de Disney.
Al que descubrió que el papel del periódico es para los periódicos, y el papel de baño es para el culo.
Al que descubrió que el papel de lija es sólo para eso.
Al que descubrió que las mujeres son de Venus.
Al que descubrió que los hombres son de Marte.
Al que descubrió que los baterías son de Plutón.
Al que descubrió que Freud era un homosexual reprimido.
Al que descubrió que el aceite en una sartén, cuando está caliente, quema.
Al que descubrió que si prensas las uvas y las dejas dentro de un recipiente de madera cierto tiempo, tienes vino.
Al que descubrió que el alcohol no sólo sirve para curar.
Al que descubrió que los huevos (de las gallinas) son comestibles.
Al que descubrió que el marisco es tan comestible cómo los huevos, pero más bueno.
Al que descubrió que rapando una oveja, tienes un abrigo.
Al que descubrió que si dejas cuajar la leche en un receptáculo de forma redonda, tienes queso.
Al que descubrió que el dinero no da la felicidad, pero ayuda mucho.
Al que descubrió que del cerdo se aprovecha todo.
Al que descubrió que si soplas por una caña, suena bien.
Al que descubrió que con los intestinos del cerdo también se puede hacer música.
Al que descubrió que los toros, al revés que las vacas, sí te parten la cara si les intentas tocar lo que no suena.
Al que descubrió que el rojo es un color molesto para los toros, pero no el azul, el verde, etc...
Al que descubrió que si unes dos tarros de yogur (de los modernos, no los de cristal) con un hilo de nylon, puedes hablar y escuchar.
Al que descubrió que la plastilina no es comestible.
Al que descubrió que los niños se atragantan con piezas pequeñas y con piezas grandes (cómo por ejemplo, una pelota de fútbol o un mazo de 25 kilos de picapedrero) no.
Al que descubrió que las armas de destrucción masiva iraquíes no existen.
Al que descubrió que Bush y Aznar son el eslabón perdido.
Al que descubrió que Torrebruno, al revés que Charlie Rivel, no tiene gracia.
Al que descubrió que los bonsais si se cuidan, no mueren.
Al que descubrió que la hoja de tabaco se puede fumar y la de ortiga no.
Al que descubrió que el rovellón es comestible y la amanita faloides no.

A todos estos magnos descubridores, y a otros tantos que no se incluyen en esta lista, gracias.


P.S. Vull veure una peli porno sueca o finlandesa amb guió, en versió original sense subtítols.