16 de gener 2007

¡Por Dios!


En un principio, las cosas estaban más claras. Si matas, Dios te castigará envíandote al infierno. Si te cepillas la mujer del vecino, Dios te castigará envíandote al infierno. Si comes cerdo, Dios te castigará envíandote al infierno. Y cómo esto, prácticamente cualquier actividad que no fuera trabajar y pagar impuestos estaba penada bajo mandato de Dios. El que fuera. Ya no voy a entrar al juego que si el Dios blanco es mejor que el árabe. Los diferencio básicamente porque hoy en día parece ser que no son el mismo Dios, aunque la teoría dice que sí, que todas las religiones monoteístas rezan y adoran al mismo dios. Que manda cojones que si todo el mundo (sic) adora el mismo dios, se maten entre ellos en nombre de él. ¿De cual?

Bueno, la verdad es que eso no fue el principio del principio. Antes hubo la happy-hour para las religiones. Existían las religiones politeistas. La diferencia entre una religión monoteísta y una politeísta es cómo si te casas y siempre te vas a la cama con la misma mujer, o si tienes diferentes amantes (o un harem si tienes muuucha pasta) y depende del día y del humor que tengas, te vas con una o con la otra. Además, todo el mundo sabe que los dioses de las religiones politeístas eran mucho más gamberros. ¡Si hasta bajaban al mundo de los mortales para tirarse al personal! Provocaban guerras, se montaban bacanales y orgías porqué sí. Y pensar que si hoy decides hacer una locura porqué sí, porqué hoy es hoy, te compras una caja roja de bombones... Bueno, a lo que íbamos. Al principio de nuestra era (considerando que somos blancos occidentales) las cosas eran así. ¿Pero y hoy? El tarado de Bush va matando al personal por todo el mundo, y por lo que se ve, el castigo divino fue una galleta. Que yo no seré un experto en teologías y demás, pero entre enviarte al infierno y enviarte una galleta, digo yo que la diferencia se debe notar, ¿no? Hoy por hoy, si te tiras a la vecinita, para empezar debes dar gracias a Dios, porque últimamente, eso ya no ocurre. Y si comes cerdo, si lo has acompañado con soja, alguna verdurita y vas un par de días al gimnasio, no tienes que preocuparte por nada. Así que tenemos que antes Dios era mucho más estricto que ahora. Y la gente le hacía caso. Eso se puede achacar a diferentes factores de ignorancia, cultura, etc. Pero eso es banalizar y perdonar al Dios de turno. Dios es Dios, pero ahora menos que antes. Está claro que se ha relajado, que cómo dicen, lo que cuesta no es subir, sino mantenerte arriba. Por citar dos ejemplos sorprendentes que demuestran que la cosa ya no es como antes. Sólo hace falta ver a los máximos representantes de Dios en la tierra. El papa y el ayatollah. ¿De verdad alguien cree que un tío tan poderoso cómo Dios necesita representantes? Y en el supuesto caso de que en su momento decidiera hacer franquicias, ¿alguien se cree que las delegaría en un par de payasos de ese calibre? Gente ya madurita que se dedica a llevar unos gorros ridículos, viviendo en el país de las maravillas sin tener ni puñetera idea de lo que ocurre alrededor, viviendo a contracorriente e intentando mantener unos ideales que ya eran desfasados hace nosecuantoscientos de años. ¿De verdad alguien cree que esos son los representantes de Dios? ¿Nadie se ha planteado que cualquier franquicia pasa unas revisiones, y que si la franquicia no las pasa, adiós al papelito en la pared que pone: “Este establecimiento representa a Dios en la tierra”?

Es que puestos a decir tonterías, no sé porque no encumbramos a Torrebruno como Profeta. Imaginad una misa por Torrebruno. Todos cantando “tigres, tigres, leones, leones, todos quieren ser los campeones”. Me imagino los dos lados (los tigres y los leones), que se mirarían mutuamente, haciendo “grrraau” mientras que con la mano se harían gestos de arañarse. Y mientras Torrebruno enmedio, con la guitarra que le taparía medio cuerpo (o más) cantando y saltando como un saltimbanqui.

Si es que la verdad, yo añoro la época de las religiones politeístas. Había una multitud de dioses que daba miedo aprenderse la lista, pero es que tenías dioses para todo. ¿Hasta para pecar con mujeres y hombres a la vez? Hasta para eso. Y si querías animales, pues venga, que se unan a la fiesta. Y dependiendo en que país estuvieras tenías unos dioses o otros. ¿Y no se pegaban por ello! Bueno, se pegaban por muchas otras cosas, que si por una Helena, que por si me llamo Alejandro y tengo que hacer história pronto que la diñaré joven, etc. Pero al menos no ponían excusas “en nombre de Dios”. Que cómo mucho decían que eran hijo o hija del dios tal que había bajado y se había cepillado a su madre cuando esta se tocaba los pechos en el estanco de forma lasciva. ¿Y quien me va a negar que eso no es creible? Pues que ahora alguien me diga que lo de la Santísima Trinidad es creíble. ¿Tres en Uno y no se tocan? Anda ya, que eso no se lo cree ni él. Dios, quiero decir. Imaginate que eres Dios. Y ves un palomo en un estanque tocándose. Pues cómo mucho le vas a dar jabón para que se limpie. Pero ves a una mujer, bella, desnuda, y magreandóse cómo una posesa. ¿Está claro, no? Si es que en esa época todo era mucho más divertido. ¿Porque si no la gente iba con túnicas ridículas que casi no tapaban nada y se quitaban en un plis-plas? Exacto. ¿Y en algún momento se les amenazaba con el infierno? Para nada, para nada.

Antes la gente, cuando había guerra, hacían un caballito de madera bien grande, saqueaban ciudades, violaban y se quedaban las mujeres como esclavas y cómo mujeres propias.
Ahora arrasamos un país a misilazos, matamos a cualquier cosa que se mueva y enviamos los prisioneros a Guantanamo. Eso si, en horario “prime time”, y en riguroso directo (con 5 segundos de retraso) por la CNN.

Y lo mejor de todo, es que ahora, nosotros los blancos occidentales, somos los representantes del último vestigio de un dios politeísta. Un tío con greñas, que iba pidiendo niños para pasárselo bien... Y con un sentido del humor imponente, les hizo creer a todos que era hijo de Dios. Imaginaos que estaría haciendo María en el estanque...

PS: ¡¡No, Tran Tran No!!