13 de novembre 2009

El otro lado de la ducha.

El otro día, ligué. (*)









Ojo, que lo digo así, cómo si tal cosa, pero la verdad es que hacía milenios que no lo hacía.


Supongo que mi subconsciente es mas consciente que yo, o que al final resultará que no soy el hijo feo secreto de Torrebruno cómo pensaba. Pero ligué. (**)

Todo pasó en el gimnasio. Pero para ser más exactos, tendríamos que decir que fue en los vestuarios del gimnasio. Y no, no me colé en el vestuario femenino. Y no, ninguna mujer se coló en el vestuario donde se huele a tigre y las feromonas rebosan. Estimados lectores (si aún queda alguno), ligué con otro hombre. Y sin querer. Si es que cuando me pongo…

Pero para proteger mi reputación (si es que aún me queda algo que proteger), voy a contarlo todo. Tranquilos, es rápido e indoloro.

Yo me estaba duchando. Cómo no sigo ninguna religión rara que prohíbe ducharse desnudo ni enseñar el cuerpo, me duchaba desnudo. Cuando me ducho (en el gimnasio), tengo la manía de ponerme en una ducha desde donde pueda ver mis pertenencias. Y más, desde que me robaron los calzoncillos. Así que mientras me ducho, controlo que nadie intente nada raro. Y resulta que el otro día, mientras me duchaba, un chico se sentó al lado de mi bolsa de deportes. Cómo era un chico que nunca había visto, le miré (con esa mirada que hace la policía cuando mira un sospechoso). Él, al cabo de un rato, me miró a mí. Y retiró la mirada, para, al cabo de un momento, volverme a mirar. Y retirar la mirada. Éste juego duró lo que yo tarde en ducharme y en secarme (sí, me seco con la toalla en la ducha, no me gusta ir luego goteando, que suena mal). Cuando salí (con la toalla atada a la cintura, cuál mancebo romano en una orgía de Calígula), él me volvió a mirar. Y esta vez, se levantó. Era un chico joven, fuerte, duro. sin un pelo de grasa o pelo por todo su cuerpo. Si Adonis volviera a bajar a la tierra cogería su cuerpo. O lo violaría. No sé cual de las dos cosas haría, pero algo le haría.

Se pasó una mano lentamente por su pecho (repitamos y aclaremos, su pecho, no el mío). Y me dijo:
- 'Te he estado mirando mientras te duchabas.'
- 'Lo sé, lo he visto' – le respondí.
Me volvió a mirar, de arriba abajo.
- 'Y te estaba mirando porque me estaba imaginando lo que podría hacer con ese cuerpo, y lo que tu con ese cuerpo me podrías hacer a mí.'
Ahí fue en el momento en que mi rápida inteligencia supina notó que había ligado.
Y con toda mi dulzura posible, con todo mi emoción contenida, le dije:
- 'Pues yo te estaba mirando porque creía que me ibas a robar la bolsa.'

Ya no lo he vuelto a ver.


PS: ¡No! ¡Trantran no!
PPS: Si els esquirols ens foten la feina, per què els hi tirem cacauets? No seria millor tirar-lis pedres?


(*) Nota del autor: Sí, yo tampoco me lo creo.
(**) Nota del autor: Que sí, que sí, yo también sigo sin creermelo.