20 de maig 2009

Lo que de verdad importa.

Hace muchos años vivieron unos seres muy grandes. Antepasados de lo que ahora llamamos reptiles. Eran mucho más grandes que las boas, cocodrilos y otros seres agradables que nos pueden venir en mente. Con la piel escamosa (aunque la verdad, si siempre se encuentran huesos fosilizados, no sé cómo saben que la piel era escamosa), garras tremendas con afiladas uñas, bocas inmensas con terroríficos dientes (sí, hasta los herbívoros tenían unos dientes terroríficos, eran así de chulos), estos seres que median metros y metros de alto reinaban en la tierra. De ahí la frase "cuando los dinosaurios reinaban en la tierra". Porque estamos hablando de los dinosaurios. Y no, Manuel Fraga es de la misma época, pero no es un dinosaurio. Al andar, se nota que viene de la familia de los spheniscidae.

Pero no cambiemos de tema (sé que a nuestros queridos lectores les gusta, pero no lo vamos a hacer), y seguiremos hablando de lo que realmente es importante.

Y lo que importa, lo que realmente afecta a esas pequeñas neuronas que saltan de pared a pared craneal, es que se nos ha muerto un mito. Que digo un mito. Un ídolo. Que digo un ídolo. Un ídolo de masas. Un líder espiritual.
El 14 de abril del 2008, se nos murió Chema.
Sí.
Supongo que no hace falta recordar esas miríadas de gente en la calle, llorando por tan triste suceso. Ni recordar las legiones de fans y ex-gruppies que colapsaron las principales autopistas del estado.
¿Cómo olvidar los millones de cartas que colapsaron Correos (sí, bueno, ya sabemos todos que tampoco cuesta tanto eso)? ¿Cómo olvidar todo eso?
¿Y cómo ha respondido el Ente público a esas muestras de dolor por parte de toda la ciudadanía del mundo mundial y parte del extranjero? De ninguna forma. Sin maneras.
Hace más de un año que se nos fue.
¿Y alguien ha visto un ciclo dedicado a Chema el panadero? Aunque sea en La2, a las 4 y 25 de la madrugada (después de Redes y el genial Eduard “pelucadebotox” Punset), ¿pero alguien lo ha visto? No. Nadie. Nobodi jas sin it.
¿Por qué Carmen Sevilla no le hace un homenaje un sábado por la tarde?
¿Porqué Chema el Panadero está en la misma lista negra que Torrebruno?
¿Donde está Parada y su pianista?
¿Y Don PimPon?
¿Por qué la gente necesita leer cuando va al baño? ¿Que tiene la etiqueta del ambientador o la del champú, que nos hace leerla miles de veces mientras nos defecamos en el señor Roca?
¿Es verdad que la panadería era un centro de distribución de estupefacientes, y el capo era Don Pimpone?

Chema, Espinete… Más de una y de dos generaciones fueron marcadas (traumaticamente a sangre y fuego, literalmente) por estos dos personajes. Dos personajes que cuando acababan de rodar la tortura diaria, se quitaban sus disfraces, sus alter egos, y se dedicaban a cochinadas que sólo en los tugurios más infectos se puede llegar a imaginar. Ésta pareja nos hundió. Nos hicieron creer que un puercoespín rosa de metro ochenta, un panadero que parecía sacado de un laboratorio de cocaína, y un gordo peluche con gorro de paja (sacado de una plantación de algodón, el gorro, no el gordo) estarían a nuestro lado, ayudándonos. Haciendo que la vida fuera feliz, alegre y perfecta. Y resulta que en verdad, siempre estaban jugando con unos niños que no tenían casa y que no estaban escolarizados. Nos hicieron creer que un puercoespín de color rosa necesita ponerse un gorrito ridículo y un pijama que no se pondría ni mi abuelo para ir a dormir.
Y cuando nos lo creímos todo, vino Chema, se tiró a Espinete y nos dejó con un palmo de narices.

¿Por qué no salimos a la calle a protestar por ello? Mientras escribo esto, las calles tendrían que estar llenas de gente, los containers y los coches cruzados en medio del asfalto, ardiendo en una fogata onírica que llenarían los corazones y las almas de todos cuantos respiramos en éste mundo.
Tendríamos que colgar a los responsables de ello de las farolas, para que alumbraran la fiesta macabra que celebraríamos después. Y si los responsables están muertos, sus familias. Hijos, nietos, perros, gatos, canarios, tortugas, todos colgados de las farolas. Que se enteraran en yankeelandia lo que es celebrar una noche de todos los santos.
Tendríamos que asaltar los bancos, los grandes centros comerciales y las tiendas de chucherías. Las revueltas de París tendrían que parecer meras reuniones de boy-scouts al lado del levantamiento popular exigiendo un homenaje a Chema, nuestro panadero.


Pero no. Preferimos callar. No decir nada. No hacer nada. O peor aún. Preferimos perder el tiempo llenando las arterías de nuestras cívicas ciudades en manifestaciones en contra de la crisis. De que cada día tengamos menos y nos cueste más. En contra de que haya millones de parados.

Si es que, en realidad, ya no sabemos lo que de verdad importa.


Saludos.


PS: Visca lo puto gusiluz.
PPS: McDonald's és a la gastronomia el que Telefonica és a les comunicacions.