20 de setembre 2007

Amigo de mis amigos.

"Hola, soy Manolo y soy amigo de mis amigos".
Seguramente habréis oído, alguna vez y cambiando el nombre del sujeto, ésta frase. Y tiene miga. Y mucha. Por no decir muy mucha. La verdad, ¿nadie se ha planteado a veces la de cantidad de tonterías que llegamos a soltar por nuestras lindas cavidades bucales? Tomemos por ejemplo la expresión anteriormente citada. "Amigo de mis amigos". También puede ser "Amiga de mis amigas", "Amiga de mis amigos" o "Amigo de mis amigas". Pero la última no es verdad, es un momento transitorio entre que conoces a alguien del sexo opuesto (femenino, no nos engañemos) y que te lo quieres beneficiar (y no hablamos del bingo). Bueno como doy por hecho y en mi DNI lo pone, que soy del sexo masculino, y soy así de ególatra egocéntrico, tomaremos la frase "Amigo de mis amigos". Es una de las frases más tontas que se pueden llegar a pensar, expresar, escribir, oír o leer. Vamos por partes, majete.

Es una oración más que redundante, estúpida. Está claro que si tienes amigos, tu eres amigo de ellos. Porque sino, o ellos no son tus amigos, o tu no eres su amigo. Con lo que decir "Enemigo de mis amigos" sería digno de un cínico con ligeros toques sociópatas, o "Amigo de mis enemigos", que eso ya directamente lo dejamos para los masoquistas y similares. Total, que no vas a ser amigo de unas galletas ¿no? Bueno, en el caso de la galleta que en estos momentos está en el corredor de la muerte, esperando su día final (por inyección de leche desnatada caliente) acusada de intento de magnicidio (en este caso, peticidio, Bush no es que sea tan grande), para que negarlo, yo me declaro "Amigo de esa galleta". Sólo de esa. A las otras les metería bocados o las bañaría sádicamente en leche. A esa, un altar. Las cosas cómo son.

Otra frase para enmarcar sería "Las mujeres no saben aparcar". Que no es que no sepan, es que, según estudios de no me acuerdo que universidad americana, es que no pueden hacerlo mejor, y todo debido a la vista. Es decir, las mujeres tienen una visión concentrada, y en general ven mucho mejor. Los hombres, tienen una visión periférica, y por lo que se ve, el concepto espacio (en 3D, para entendernos) el hombre lo asimila mucho mejor. Cosas del principio de la evolución. Las mujeres se quedaban en las cuevas, con lo que su vista adquirió profundidad para poder controlar a los niños pequeños y cualquier objeto que estuviera ahí dentro. Los hombres no necesitaban profundidad para ver al maldito mamut que les quería empitonar el bazo. Pero necesitaban poder ver rápidamente a sus compañeros de cacería, algún que otro bicho que pasara por ahí, al mamut y a su madre. La que parió al puto mamut, quiero decir, no la del cazador. Esa estaba en la cueva. O muerta, que en esa época, la gente duraba 2 telediarios.

Y por último, una de las mejores frases que he oído nunca. Y cómo no, la oí en la calle. En una terraza de un Bar Manolo Tapas y Bocadillos, tres sujetos, con sus cervezas en la mesa. Ninguno de los tres tenía pinta de ser ejecutivos o de tener posibilidades de ganar el Nobel de Física. La verdad es que, más que clientes, parecían parte del decorado del bar. Ese tipo de personajillo que normalmente te encuentras en la barra de bar. Pero con este calor, estos energúmenos decidieron migrar a la terraza. Con esto que quiero decir: Primero, que son los típicos borrachillos de bar. Segundo, que son amateurs. Los profesionales, haga 45 grados a la sombra o -23, están en la barra. Básicamente porque la consumición en la terraza vale más. Y a lo tonto a lo tonto, te quedas sin el carajillo de anís de la mañana, y eso si que no. La otra razón por la que se quedan en la barra es que así siempre tienen a mano a Manolo (el del bar, no el amigo de sus amigos aunque a veces puede ser el mismo) para pedirle cambio para tabaco (sí, además de beber, fuman), otra cerveza (si pido otra cerveza más, si pido otra cerveza...) o simplemente, para analizar la actualidad de forma vehemente y furibunda.
Pues total, que mientras pasaba por ahí delante, elucubrando cómo agujerear a balazos a cierta persona y que pareciera un accidente, oí que una voz carrasposa dijo: "El único problema que tuvo Santiago fue matarse con la moto." Que hasta me paré y me giré a mirar a quien había dicho tamaña verdad. Casi estuve a punto de mirarlo, levantar el dedo pulgar de forma afirmativa, y mientras movía la cabeza de arriba a abajo, decirle: "Tu si que sabes de la vida, campeón." Pero me abstuve de hacerlo. Me abstuve porqué ya no soy el que era, he perdido esa mala leche y esa mirada. Supongo que la edad y otras cosas (sobretodo las otras cosas), te calman. También me abstuve porqué uno de ellos parecía un armario empotrado de tres cuerpos. Y vale que hago deporte regularmente y la escalada ya no tiene secretos para mi (las piedras me hablan, pero eso es otra historia), pero tampoco era plan de mostrar mi cuerpo petit suisse y que me lo convirtieran en yoghurt griego. Pero dejemos eso y volvamos a la frase. ¿Cómo alguien puede llegar a decir semejante burrada y no ver la solemne tontería que ha soltado? Que a ver, que sólo faltaría que el problema de Santiago no es que se matara, si no que durante el proceso (salir disparado de la moto- estamparse- convertirse en mermelada) se rompiera una uña. O peor aún. Que alguno de sus hijos cateara matemáticas (si, esa asignatura que nadie sabe para que sirve en la vida real). O que su mujer tuviera la discografía completa de Torrebruno, y la pusiera a todas horas. Entonces, lo de Santiago no habría sido un problema. Habría sido su salvación.

Así que por favor, cuando hablemos, hagamos un ejercicio mental y, antes de vocalizar y expresar nuestras ideas, pensemos. Sé que cuesta. Yo mismo estoy en este proceso. Desde que nací. Y aún no lo he conseguido. Pero lo importante no es el destino sino el camino, dicen. Así que ya sabéis, pensad en el camino. Pensad en las baldosas amarillas. Pensad en el maldito gato que sonríe. Y sobretodo nunca, nunca, nunca, crucéis el espejo.

Todo se ve al revés.

PS: A qui no li porta records? O com destrossar una cançó kumba y sortir victoriós.
PPS: Exterminem els maleïts insectes!

12 de setembre 2007

Botella de lejía para la señora

Cómo dirían en la feria, venga y compre un boleto. Hay premios para todos. Desde peluches a motos tamaño Torrebruno para que el niño y la niña circulen por el parque. Desde cadenas de música a muñecas repollo. Y todo esto, por un boleto. Y si compra 4, le regalamos una botella de lejía y una frase para que estampe en su camiseta preferida. O en la que odie más.

Si esto fuera una feria, este post lo habría "vendido" así. Pero cómo (a pesar de los pesares) no es una feria, sino un manicomio, nos quedamos sin botella de lejía pero con un post mucho (pero mucho, donde iremos a parar) más serio. Y así de paso, podré explayarme en el sentido de las frases en las camisetas. Las frases son mías. Sé que no es motivo de honda satisfacción ni de orgullo patrio. Pero cada uno es cómo y tiene que ver donde están sus límites. En mi caso, en la pared de enfrente. Aunque a veces, mucho más cerca.

Me explicaré, y de paso la gente podrá entender (o no) este post: Desde hace años, ya sea solo o acompañado, que voy practicando con la idea de "frases para camisetas". Algunas, al pensarlas con amigos, son demasiado personales para que la gente que no está en "el núcleo de las burradas" las entienda. Francamente, algunas ni yo las entiendo. Otras, si no eres catalán, son de difícil traducción y/o explicación. Algunas están pensadas desde el sarcasmo. Algunas desde la diversión más pura y tonta. Otras están pensadas desde la locura juvenil (si, eso que hace tantos años que ya no padecemos), pero con la serenidad y el saber estar (...) que nos confiere la edad. Esta última frase puede parecer pedante, pero no nos engañemos: Es pedante.

Total, que he ido recogiendo mentalmente, desde hace vete a saber tú cuanto tiempo, frases. En principio me las iba aprendiendo de memoria, para algún día, poderlas plasmar en diferentes camisetas. Pero ahora que ya he entrado por fin en el maravilloso mundo Linux y del software libre, me he dicho: "¿Si hay gente que cuelga el código del Blu-Ray (45 5F E1 04 22 CA 29 C4 93 3F 95 05 2B 79 2A B2) para uso y disfrute de todos, porqué no puedo dar yo las frases (para uso y disfrute de... alguien)?"

Así que está decidido, de vez en cuando, colgaré alguna frase. Alguna más cutre, alguna más tonta, pero todas pensadas, criadas y mimadas desde la más absurdidad mental que soy capaz de realizar. Y en eso de ser absurdo y estúpido, soy un hacha.

Eso si, si alguien (con menos neuronas que yo, que sólo tengo una) decide hacerse una camiseta con alguna de estas frases, que al menos tenga la decencia de decírmelo (y si me puede enviar una foto con la camiseta puesta, mejor que reiremos más).

Y para muestra, ahí va un botón para que el personal se haga una idea de lo que se le avecina...

Botella de lejía para la señora.
Born to be nyicris
No et prenguis la vida seriosament, ella no ho farà mai amb tu
Be Tux, My Friend

PS: Si no saps la diferència entre l'aparell reproductor masculí i una cadira, vigila on t'asseus.

07 d’agost 2007

De Moscú a Tegucigalpa en patinete

Si es que ya lo decían los chinos, allá por los albores del tiempo: Si quieres arroz Catalina, busca algo con que acompañarlo.

Y el mundillo de los viajes, como la gastronomía, tiene eso. Un plato puede ser muy bueno, pero si lo acompañas de algo, puede llegar a ser excelente. Sólo hace falta ver como Ferrán Adriá acompaña su famosa deconstrucción de tortilla con huevos y patatas. Y los viajes, más de lo mismo. Puedes viajar sólo en plan mochila, con tu samsonite último modelo o con un juego de maletas de piel de cualquier animal en vías de extinción. El viaje en sí puede llegar a ser genial. Puedes tener experiencias alucinantes, conocer a gente pura que te descubrirá una nueva forma de entender la vida (pero que curiosamente, esa misma gente es la que quiere huir de esa vida), tener tiempo para escucharte a ti mismo, entenderte y volver con el machete en la mano.

Pero acompañado tiene mucha más miga. Quien te acompaña es esa persona de confianza, con el que quieres compartir la experiencia del viaje, ya sea en avión o en pastillas, con el que, en los tiempos muertos esperando ese avión (cortesía de Iberia o similares tufos), ese autocar, ese tren, hablarás, jugarás a cartas o simplemente leerás un libro mientras él se lee otro. Te acompañas de alguien para que, en el fondo, te haga compañía. A parte de que tu acompañante te puede ir a buscar un medicamento de urgencias cuando pillas la diarrea, te lleve la mochila cuando te hagas daño y otras menudencias por el estilo, realmente tu acompañante vale su peso en oro después de volver del fantástico viaje. Porque vamos a ser sinceros: ¿quien, cuando llega de un viaje, no tiene ganas de contar su maravilloso viaje? Algunos, hasta lo cuentan en blogs y webs similares de mal gusto. Así que tu haces lo mismo, y sin discriminación alguna, a discreción total, le cuentas las mil aventuras al primer desventurado que se cruza en tu camino. No importa que tenga prisa, se esté quemando con el café o que sea mudo. Mientras tenga pabellones auditivos operativos, no hay ningún problema: es tu víctima propiciatoria. Pero al cabo de un tiempo, cuando las navidades ya se huelen en el ambiente, y las luces iluminan la ciudad como un gigantesco árbol de navidad (este año no creo que nadie se atreva, tal y cómo está Fecsa), ya nadie quiere oír por enésima vez cómo saltaste ese río, con la lluvia azotando tu rostro, la mochila pesando 30 kilos a la espalda, la catarata esperando su ración de carne humana...

Entonces es cuando tienes el recurso del Acompañante. Que en esas fechas ya no es Acompañante, claro está. Pero para no liar al distinguido lector (si, en singular), le seguiremos llamando "Acompañante". Si Keanu "stick" Reeves era el "Elegido" en Matrix, no veo porque el "Acompañante" no puede ser en mayúsculas.

Cómo decíamos (si, en plural), al cabo del tiempo del viaje, siempre nos quedará ese último recurso. Hablar con la persona que te acompañó. Que vivió contigo divertidas y fantásticas anécdotas que, desengañémonos, al resto de los mortales no les hace ni pizca de gracia, por mucho que tengas la labia de Torrebruno y les sobornes con mantequilla y sopa de pollo.

Y cuando lo veas, empezarás con ese tan manido e insufrible "Recuerdas cuando...?" y volverás a sentir la lluvia azotando tu rostro porque le diste tu gorra porqué él la perdió y no recuerda donde, volverás a oír la cascada rugiendo reclamando comida al intentar saltar por donde antes estaba un puente que él tiro al pasar primero, volverás a correr por calles de una ciudad desconocida buscando una farmacia de guardia porque él tenía diarrea por haberse ido a la cama con una desconocida que sabia menos de higiene que Putin, volverás a llevarle las maletas, la mochila, la samsonite y los malditos regalos para toda la familia porque a él le dolía un oído, volverás a perder ese autobús que pasa cada 4 horas porque él estaba comprando tabaco, volverás a vivir todo ese montón de entrañables experiencias que te hicieron jurar, tal y cómo llegaste a casa, que esa era la última vez que ibas con el Acompañante.

PS: Una dama me ha pedido que la ayude para subir en un ranking de webs. Ya sé que está en los links, pero se vé que no le cuenta para el combate de puntos... Buena suerte ;)

07 de juliol 2007

The Revenge of SodomiteMan (IV)

Marcos Pecinejo García está cansado. Durante el día tiene que disimular pasando por un administrativo vulgar y corriente, que no fuma y que sólo bebe un café al día, a la hora de desayuno. Sus compañeros siguen viendo en él el hombre pausado que hace su trabajo en silencio, que hace sus horas sin espavientos y que no alza nunca la voz para nada.

Pero SodomiteMan está rabioso. Enfadado, su rabia crece segundo a segundo, minuto a minuto. Está harto de la Asociación de SuperHéroes. Teóricamente, ese sindicato se fundó en su momento para defender los derechos laborales de sus miembros. Pero como la mayoría de los sindicatos, se ha burocratizado y ya no sirve para casi nada. Se tenía que hacer una manifestación; los superhéroes están cansados de trabajar por las noches, jugarse el pescuezo, tener que pagar facturas increíbles del gimnasio (para ser un buen superhéroe se tiene que estar en muy buena forma), pagar precios astronómicos por los trajes, los cuales sólo los hace una empresa que, sabedora del monopolio que tiene entre manos les cobra cuatro o cinco veces más de lo que les cobrarían en un restaurante chino (no por la comida, claro está, si no por las tricotosas que todo restaurante chino que se precie tiene en el sótano). Además ninguna mutua los acepta por el riesgo que comporta esta profesión, con lo que, si no se es un millonario como Bruce Wayne, tienes todos los números para acabar en la Seguridad Social cuando te lesionas, problema añadido a que no te puedes presentar en urgencias vestido con el traje de faena, con lo que implica tener a casa, cambiarte de ropa... Y luego en urgencias contar algo verosímil. Pero cuando la asociación iba a anunciar la manifestación, salieron los primeros problemas: ¿Se tenía que ir vestido de superhéroe? Por que estaba claro que vestidos de civil no se podía, a no ser que fueran con pasamontañas, pero en pleno verano, a 35 grados a la sombra, a ver quien era el guapo que se lo ponía. Pero claro, la mayoría trabajaban en oficinas, cadenas de radio... ¿que excusa pedían en el trabajo para no ir y poderse presentar en la manifestación? ¿Y si la gente empezaba a sumar dos más dos? ¿Sumarían cuatro? ¿O sumarían cinco? Y si sumaban cinco, ¿aún partiendo de una base incorrecta podrían adivinar la verdad? Cuando aún estaban en estas disquisiciones, un representante del gobierno llegó, e hizo un petit comité con la junta. Total, que en bien de la seguridad pública, en bien de los ciudadanos y posibles víctimas, la manifestación y la huelga posterior que se había de hacer durante una semana cómo mínimo se canceló.

Y SodomiteMan no está dispuesto a esta bajada de pantalones. Ya se ganó la fama de radical cuando el problema de la unificación de uniformes, así que esta vez se ha callado. Pero su venganza, cómo la de Anakin y Palpatine, está planeada. Ha decidido hacer huelga a su manera. A la japonesa. Pero no en horas del turno que le toca hacer. Ni tampoco en el número de delincuentes que está dispuesto a detener. Sino en la manera en que los va a detener. Se acabó lo de acatar la normativa de la asociación, se acabó lo de preservar los derechos humanos de los maleantes.

A partir de hoy, se van a enterar por que le llaman SodomiteMan.
Para los criminales, la hora del terror ha llegado.

PS: Si els arbres no et deixen veure el bosc, perquè els cotxes si et deixen veure les retencions?

04 de juliol 2007

Cambio Exchange Valuta

¿Nadie ha pensado en el porqué del cambio? Y no me refiero a eso del cambio climático, precisamente. Me refiero al cambio monetario. Es decir, a las monedas que te dan cuando te devuelven dinero por algo que pagas. Analicemos el concepto. A modo de ejemplo, imaginemos que estamos en un bar, pedimos una cortado (o un café, o un té, o una cerveza, lo que sea) y en el momento de pagar, pagamos con un billete de diez euros. Nos podemos encontrar con diferentes opciones:

- La primera opción es que cueste 5 euros. Nos devuelven un billete de 5 euros y en paz.
- La segunda opción es que cueste 1 euro. Nos devuelven un billete de 5 euros y 4 euros en monedas.
- La tercera opción es que el camarero sea tan alto como Torrebruno, y que nos devuelva el cambio tirándolo como si jugara a basket. Para nuestro estudio, esta opción la descartaremos por rara, incongruente, estúpidamente difícil de analizar y con pocas ganas para ello.

Analicemos científicamente, con claridad meridiana (y diagonal), las dos opciones restantes.

La primera opción es clara: Eso no es un cambio. Es una puñalada trapera. Lo único que podemos sacar en claro es el nombre del bar, su dirección, avisar a los amigos y colgar esos datos en internet para que nadie ponga un pie ahí dentro. Cómo medida opcional, ese mismo bar se puede recomendar a gente que caiga mal y similares (gente a la que se le guarde rencor, a la que se ha jurado venganza de sangre... lo normal, vaya).

La segunda opción es el quit de la cuestión. Que te devuelvan billetes y monedas. Si nos devuelven solo billetes, un cambio "justo", tenemos preparada la cartera en una mano, nos dan los billetes en la otra, ponemos los billetes en la cartera y ya está. Sencillo. Práctico. Cómodo. Si te devuelven sólo monedas, normalmente ya lo ves a venir, con lo que la cartera está en el bolsillo del pantalón. Te dan el cambió, te pones las monedas en el bolsillo y ya está. Sencillo. Práctico. Cómodo. La última opción, "la madre de todos los cambios" es la que da problemas de concepto y realización. Y todo básicamente, por los camareros. Imaginemos la escena. Mano izquierda, la cartera. Mano derecha extendida, la palma hacia arriba. Y nos dan el cambio. Indefectiblemente, siempre nos darán el billete y las monedas arriba. Y ya empieza el show. No se pueden guardar las monedas en el bolsillo teniendo un billete debajo de ellas. Resbalan al girar la mano. O se arruga el billete al cerrar el puño y se pone todo el puño en el bolsillo (para luego sacar el billete una vez abierta la mano dentro del bolsillo), o no hay nada que hacer. No es cómodo. La otra opción es ponerse la cartera en el bolsillo, coger las monedas, ponerlas en el bolsillo, volver a coger la cartera y poner el billete en ella. Engorroso. Una variante de esta opción es dejar la cartera en la barra, pero nos la jugamos a que vuele. Y no por el viento, precisamente.

Y de todo esto es de donde surge la cuestión que mantiene ocupadas las mentes más brillantes del mundo mundial y parte del extranjero. ¿Porque los camareros devuelven el cambio así? ¿Por que no dan primero las monedas y los billetes encima? La excusa oficial del Colegio Oficial de Camareros es que debido al viento, si se pone los billetes encima, pueden volar. ¿Pero quien ha visto un bar donde haya viento? Exceptuando los bares de alta montaña y sin ventanas, claro está. Si hasta cuando tienen aire acondicionado ni se nota. Los mas antiguos tienen esos ventiladores de aspa en el techo, que van a 5 vueltas por minuto y lo único que hacen es marear el humo del tabaco. Y eso si el humo se queda quieto, claro.

Todo esto, es lo que hace que aún sea más escalofriante el siguiente ejercicio. Intenten hablar con voz ronca, gutural. Digan "Cambio". Ahora prueben con "Exchange". Finalmente, haganlo con "Valuta". Irremediablemente, con la tercera palabra, suena mucho más agresivo. ¿No les recuerda un insulto goa'uld?

PS: Si no saps quines diferències hi ha entre un aparell reproductor masculí i una cadira, vigila on t'asseus.

20 de juny 2007

La Carpeta

Dicen que si las mujeres son de Venus, los hombres son de Marte. Es una teoría curiosa para remarcar las diferencias existenciales, de comportamiento y de ser entre los dos grandes especímenes que se están cargando este planeta. Para quien crea en el alineamiento de los planetas puede ser una teoría válida. Yo sinceramente, me baso más en mis experiencias. Que si bien no todas son malas (mis experiencias), poco le faltan.

Para los que no creen en astros influenciadores, ni en orígenes espaciales, hay muchas más teorías.

Muchos (y algunas) piensan sencillamente que "todas son unas putas". A lo mejor es cierto.
Muchas (y algunos) piensan directamente que "que todos somos iguales (de cabrones)". Eso a lo mejor también es cierto.

Después, los hay que se basan en el raciocinio. Analizan el comportamiento de la sociedad desde que la humanidad vivía en cuevas, para demostrar que todo viene de la (de)evolución. Unos conseguíamos lo que queríamos a base de utilizar la fuerza bruta, que para algo somos físicamente más fuertes. Las otras lo conseguían sutilmente, a base de ingenio, para que no les dieran una somanta de palos. Y desde entonces, las cosas no cambiaron, la forma de ser de los hombres y mujeres se quedó marcado por eso, y genéticamente nos marcó neuronalmente. Y así seguimos. Siendo distintos. Unos directos, otras sutiles. Y todos y todas lo queremos. Lo que sea.

Yo cómo decía, desde siempre he visto que eramos distintos. No tuve que pensar en astros, ni en putas, ni en cabrones ni en la evolución de la sociedad. Directamente, me fije en la carpeta. Que no tiene nada que ver con la hija de la carpa. No miro entrañas de peces ni nada similar. Sencillamente, ya a cierta edad me fijé en ese útil de escritorio, de mesa, pupitre o estudio que consiste en una pieza rectangular, generalmente de cartón o plástico, que, doblada por la mitad y atada con cintas, gomas o cualquier otro medio, sirve para guardar o clasificar papeles, dibujos o documentos.

La teoría es fácil. Sólo hace falta ir a un instituto y, en vez de dar rienda suelta a los instintos más primarios y desabrocharte la gabardina con una piruleta en la mano, fijarte en cómo cogen la carpeta los chicos y las chicas.

Los chicos no cogen la carpeta. La llevan colgando (cómo otras cosas en esta vida) en el brazo, casi casi estirado, tocando la cadera. Este afinidad es la que hace que luego las carteras y los portátiles sean tan fáciles de llevar. La anatomía masculina está pensada para llevar algo en la mano. De jóvenes, en público podemos llevar la carpeta. O fumar. O una novia, pero pesa mas.

Y llegamos a las chicas. Las chicas no llevan la carpeta. Ni la cogen. La abrazan. Prácticamente la abrazan como un peluche. La diferencia entre un peluche y una carpeta es significativa, con lo que ya en su momento deduje que las chicas también tenían clara tal diferencia. Así que me puse a pensar. ¿Porque las chicas abrazan la carpeta? La primera teoría (y rápida, me salió antes de acabar de hacerme la pregunta) eran los pechos. Es decir, estamos en ese momento de la vida (o más bien dicho, ellas están en ese momento de la vida) en que los cambios hormonales hacen que los pectorales femeninos empiecen a desarrollarse hasta conseguir esa forma tan preciada por los chicos. Preciada para encontrar en ellas, no en ellos mismos, claro. Es decir, las chicas empiezan a tener pechos (no es que no los tuvieran antes, pero no se les notaban) desarrollados, les da vergüenza y por ello se los tapan con la carpeta. Esta teoría me valió un rato. Luego me di cuenta que tanto las chicas consideradas campeonas de natación cómo las más buscadas (y no por su simpatía, precisamente) abrazaban la carpeta. Hoy en día, en que las chicas ya se visten con escotes y marcando las glandulas mamarias, el tanga y demás como unas posesas, la teoría aún tiene menos cabida y verosimilitud.

Entonces, me fijé en la marimacho. La marimacho era la chica que jugaba a fútbol con los chicos. Y ese apelativo tan cariñoso, por extraño que sea, no se lo pusimos nosotros. Se lo pusieron ellas. Las chicas que no jugaban a fútbol. No sé si por envidia por no saber chutar un balón sin que pareciera que se les iba a descoyuntar la pierna, o porque estaba en contacto más o menos físico con los chicos. Cómo en esa época los chicos aún éramos niños, no creo que fuera por lo segundo. Y francamente, la primera opción tampoco le doy mucha credibilidad. Así que creo que más bien fue porque lo consideraron una traición a la raza. Bueno, a lo que íbamos. a la marimacho no la recuerdo nunca llevar la carpeta abrazada. Así que a lo mejor las chicas tenían razón, y la marimacho era eso. Marimacho. ¿Tendría la marimacho en su genética genes masculinos? La verdad es que la última vez que la vi, escupía en el suelo y utilizaba un vocabulario que marineros y patibularios se habrían sonrojado. Así que a lo mejor si que tenía algo de masculino.

De los gays no voy a hablar, porque que yo recuerde (o me fijara) no teníamos ninguno en clase. Claro que en esa época yo no me fijaba en los chicos. Ahora tampoco. Tampoco me extrañaría nada que ahora resultara que la mitad fueran gays. Que en esa época no eran gays, eran maricones, aclaremos. Claro que si yo fuera gay, en esa época tampoco habría salido del armario. Más bien, me hubiera enterrado en el fondo del armario, debajo de la montaña de privatas.

Total, que ya desde jóvenes, la carpeta es la que nos marcaba. Ella es la que nos hacía diferentes. No sólo en la forma de llevarla, si no en la forma de decorarla. Las chicas ponían las fotos de los Rick Astley de turno, estrellitas, y cosas así. Los chicos normalmente ponían banderas, escudos de fútbol, y algún valiente, hasta fotos sacadas del Lib o de alguna otra revista científica similar. Lo que si que teníamos en común es que ni ellas ni nosotros pegábamos fotos de Torrebruno. Así que en el fondo, no somos tan distintos.

¿Y eso ya es un principio, o no?

P.S: Still Crazy.

15 de juny 2007

bisti bois

Ayer noche, con un dolor de cabeza brutal, decidí que esta noche me iba al Sonar a ver a los Bisti bois. Así, sin más. Sólo. Sólo no porque quiera, sino porque no se me ocurre nadie con quien ir. Sé que es caro. Y sé que está en la otra punta de la ciudad. Pero me da igual. Si me tengo que arruinar, al menos que sea con clase. Me voy a estrenar con los bisti bois. Claro que ellos también se van a estrenar en Barcelona. Total, nos vamos a estrenar mutuamente. Y a mi eso me da morbillo. Así que , o voy ahora o la próxima vez me podré sacar la entrada más barata con la tarjeta rosa.

Cómo diría el artista: "Me merezco un homenaje". Así que me voy a la guerra. Bienvenida sea mi vieja amiga roja en la vida. Preparad las armas. He vuelto.

24 de maig 2007

Catatónico

Debido a problemas personales que me han dejado en un estado catatónico profundo, no voy a escribir hasta nueva orden, o hasta que tenga ganas.

PS: Qué bonica és la pel·lícula Casablanca...

14 de maig 2007

La Gran Musa.

A veces me siento delante del ordenador durante horas pensando (es un decir) en el tema principal del siguiente post. A veces, cómo comentaba en otro post, sencillamente me viene la luz y me sale de una tirada el cuerpo principal sin tener que pensar (eso que nunca hago, lo de pensar, quiero decir), pero realmente, y tal y cómo los grandes escritores y autores de tiras cómicas, la vida real es la mejor musa de todas. Y es verdad. No hay nada mejor que salir a la calle (a pasear, para ir a buscar a la novia, para quedar con los amigos, para ir a trabajar, para lo que sea) y en vez de cerrar los ojos y taponarte los oídos, te pones a observar y escuchar la gente que hay a tu alrededor. Hay días que sólo oyes bocinazos y recuerdos nada amables de conductores para con otros conductores. Otros días, sencillamente no oyes nada. A veces oyes cosas, pero no despiertan el interés del alma bloguera que anida en el interior. Pero hay días que los astros se alinean. Que los dioses son benevolentes. Y la musa aparece. Aparece en forma de chavalín mentalmente menor de edad en el metro dando clases de "choricismo" a otro coleguita. O aparece en forma de Latin Kings (que no confundir con los Gipsy Kings, aunque den la misma grima). O sencillamente, aparece enfundada en el cuerpo de una mujer mayor hablando con amigas de la misma quinta esperando el autobús...

Qué si, que eso va así. no se puede buscar un porqué tangible, pero cuando estás apoyado en un vagón del metro, y oyes ese tono "quillo-garrulo", no lo puedes evitar: El radar, el sonar, los pabellones auditivos y todos tus sentidos dejan cualquier otra cosa en la que estuvieran para oír, aprender y (normalmente), descifrar lo siguiente que vas a oír. Porqué nadie me negará que oír a un habitante que tenía todas las trazas de ser un "santako-powa" adoctrinar a otro de su ¿calaña?, y explicarle que cuando robas algo, "tienes que ir sin el carné para que no te pillen, illo, ya que si te pillan sin carné, al no saber quien eres, no te pueden hacer nada" es toda una manifestación de que el mundo está cambiando, pero no para bien. Y que por una vez, el cambio climático no tiene la culpa. Creo. Claro que cuando tu neurona está procesando tal salvajada (que aunque nos duela, la policía no es tonta, y si hace falta, sabe hacer que te duela hasta partes del cuerpo que ni sabías que existían y hasta reconoces que mataste a Kennedy con un tirachinas manufacturado en Moscú), pierdes el hilo de la conversación ante tamaños portentos (en algo lo serán, aunque sea en hacer puentes, y no me refiero a que sean ingenieros de puentes y caminos), y cuando lo siguiente que escuchas es que "el caballo de Troya, que lo hicieron los grecoromanos, cómo se hizo para terminar con una guerra de exterminio, por eso es el símbolo universal de la paz". Lo primero a comentar a tal efervescencia de sabiduría mundana es reconocer que me sorprendió que ese energúmeno supiera la existencia siquiera de los grecoromanos, cultura ancestral donde las haya, y que dominó durante milenios esa parte del mundo que ahora se conoce como Australia. Sobre Troya (cuanto mal ha hecho la película) y la guerra de exterminio, me niego a opinar, ya suficiente se ha dicho sobre el genocidio troyano. Lo siguiente que me plantee fue: "O estos tipos en su vida han visto un caballo, o en su vida han visto cualquier símbolo de la paz." Ya sea ese circulito con unas rayitas que recordaban a la Mercedes-Benz que los comeflores pusieron de moda allá en los sesenta y que algunos iluminados relacionan con Nerón (emperador pacífico donde los haya, entre ataque psicótico y ataque musical), cuando era la moda bañarse todos juntos en barrizales, o ese palomo cojo con una rama de olivo, tan de moda últimamente por Israel.

La verdad es que, cuando sales del metro aún alucinando, no crees que la musa pueda regalarte más poder escritoril, pero si. Es cuando ves a unos cuantos sudamericanos (y en el saco también incluyo los centroamericanos, pero soy así de vago y sólo digo sudamericanos) vestidos como los brothers del Bronx. O de Harlem. O de Los Angeles, Chicago, Detroit... Esos pantalones anchos que cabrían tres de ellos en cada pernera. Ese gorro en la cabeza que indefectiblemente me recuerda a Mammy diciendo "Señorita Calata, señorita Calata". La gorra al revés que nadie (ni tan siquiera ellos) saben el porqué de llevarla así, en vez de con la visera delante, que es cuando cumple su única función. Esos andares chulesco-simiesco (quien los haya visto andar y haya visto "El planeta de los simios" me dará la razón), esas gesticulaciones manuales y digitales que recuerdan a un napolitano con Parkinson... Todo eso sólo me puede plantear una idea. La mayoría de sudamericanos (y en el saco también incluyo los centroamericanos, pero soy así de vago y sólo digo sudamericanos), y no es ningún secreto, vienen para aquí porque sus países están fatal económicamente, socialmente, que si guerrillas, que si presidentes "raros", etc... Tampoco es ningún secreto que si Centroamerica y Sudamerica está cómo está, es gracias a la ayuda del país de la libertad y la democracia. El país en que cualquiera puede ser presidente (hecho demostrado, por desgracia del resto de la humanidad). Iu e sei. Así que, toda la gente tiene que irse de sus países destrozados por ITT's y similares, y a sus hijos sólo se les ocurre vestir a la moda yanqui... Y mi pregunta es: ¿Alguien estará haciendo algo mal?

Y cuando mis divagaciones me hacen volver a la realidad, me encuentro cerca de mi casa, andando y esquivando defecaciones caninas, creo que por fin, he visto la luz y tengo un nuevo post. Pero la sorpresa final que me guarda la musa de la realidad se convierte en una mujer de unos setenta años, hablando con sus amigas pandilleras, mientras esperan un autobús. La verdad es que a los setenta años, pocas personas se salvan de la quema. Quiero decir, a esas edades, pocas mujeres encuentro guapas. Señores, menos aún. Al menos para mí. Pero si que a veces ves una mujer mayor, y te dices: "Esa mujer de joven tenía que ser una preciosidad". Bueno, pues esa mujer, no entraba en esa categoría. Era fea a esa edad, y cuando tuvo veinte la pobre era igual de fea. Era una mezcla entre Rossi de Palma y Gracita Morales, con un "jenesecuá" a Alfredo Amestoy. Que a ver, Alfredo Amestoy no es que sea excesivamente feo. Como hombre es pasable. Pero como mujer es un cardo. Y de altura no hablemos, que le sacaba un palmo a Torrebruno. Con tacones de un palmo. Pues así era la mujer. Adornada con un abrigo de pieles, que le brillaba como si lo hubiera rociado con laca cinco minutos antes. Con pulseras de oro que tenían toda la pinta de ser de cualquier metal menos de oro. No excluyo de la lista el plomo. La falda directamente era un tubo negro que parecía la funda de una farola, y los zapatos parecían diseñados por Albert Speer. Y justo en el momento que paso a su lado, oigo una de las mejores frases que he oído nunca. No sólo por el contenido en si, sino por el tono de voz en que lo decía, mezcla de firmeza, seguridad, y un pelín de melancolía... "Decidí y me juré a mi misma que le daría mi primer beso al hombre de mi vida, y así me puse a buscarlo".
Y si, reconozco que entonces mi lado oscuro, mi sonrisa sarcástica, afloraron desde lo más profundo de mi ser, para girarme y preguntarle dulcemente: ¿Así que usted es la responsable de la emigración masiva masculina a Alemania por allá los años 60, no?


PS: Si li busques 3 peus al gat, vigila que no et trobis una esgarrepada.

25 d’abril 2007

En el Corazón del Imperio.

Este post es distinto a otros que haya escrito. No por la temática (en ese caso, casi todos serían distintos entre sí), sino por la forma en que lo he escrito. Normalmente, me ilumino con una idea (curiosamente acostumbra a ser cuando me levanto de la cama y mientras miro al techo enciendo la luz), le doy 4 vueltas, y cuando puedo me pongo a escribir un borrador el cual voy modificando (o no) en más o menos tiempo. En este caso no. En este caso he ido escribiendo mis vivencias, mis anécdotas y las que vi, tal y como me acontecían, en mi viaje de 3 días a Madrid, en tiempo real. Ciudad conocida también como "los madriles", "agujero de donut", "ahí donde los putos chulos" y un largo etcétera de cariñosos apodos.

También hay una parte de imaginación absurda, producto de mi neurona herida de gravedad (cuando nací tuve un accidente del cual no me quiero explayar más).

Para situar un poco más mi (poco) estado de ánimo de esos días, comentar que fui a Madrid por motivos de trabajo. Que eso no quiere decir que tuviera trabajo que hacer en Madrid. O que hiciera falta en Madrid. De hecho, hacía tanta falta por motivos de trabajo cómo haría falta un juego de estanterías en la casa de Torrebruno.

Así que así fueron esos 3 días. 3 días sentado delante de una mesa, con un portátil (con wifi, gracias, oh dioses), que algún listo le puso winXP con sólo 128mb de ram (como pille al cretino le hago tragar el aparato de proyección con pantalla incluida) y toda una convención, feria o como se llame delante mio. Y así lo viví:

Empezamos bien. Me levanto a las 6 de la madrugada para coger el avión. Considerando mi ágil despertar, que sería menos que nulo, es todo un milagro que haya sido capaz de salir sin ayuda de mi casa y llegar a la calle. Ahí ha llegado la primera. El cajero sólo da billetes de 50€. Así que el primer taxi que he parado, desde mi infinita inocencia (y que al ir dormido no me enteraba de nada, para que engañarnos), cuando me está cargando la maleta le suelto que sólo tengo un billete de cincuenta. La siguiente imagen que recuerdo es la maleta en el suelo y el taxi lejos. Al cabo de un rato de dar vueltas como un hamster (sin precinto, eso si), encuentro otro taxi. Esta vez callo y me siento mientras mi voz de ultratumba típica de las mañanas dice: "Al aeropuerto". Al final resulta que el taxista tenía cambio y era buena persona. Increíble pero cierto.

Llego a la zona de embarque. Bueno, a lo que en estos momentos, y no sé porqué, me recuerda una cárcel. Todos con una palangana de plástico blanco, con sus pertenencias dentro, los policías o guardia civiles o lo que sean con guantes blancos (¿para que no les contagiemos, o para no contagiarlos?), esa atmósfera y ese clima hacen que vuelva a maldecir el día en que acepté ir a Madrid. Que no acepté, que me obligaron. Vuelvo a maldecir.

Al subir al avión y sentarme en mi sitio, me acuerdo de la tarada que me ha reservado el billete (y el asiento). Al fondo de todo. Detrás de todo. Al decir detrás, quiero decir detrás. La azafata se sentaba en su habitáculo... Que está delante mío. Total, que si miro para delante, veo una mampara que oculta los manejos de las auxiliares del aire. Si me giro y miro por la ventana, tengo una preciosa vista de la chapa del reactor izquierdo. Si miro a la derecha, tengo una preciosa vista de la oreja de un sujeto calvo con una corbata que le aprieta demasiado. Espero que no reviente mientras esté a su lado, la sangre cuesta de sacar.

Llego al Palacio de Congresos y descubro que por el bien de la humanidad, y por eso del cambio climático, han decidido quitar la climatización. Chúpate esa, y yo con manga larga sudando cómo un cerdo. Lo llego a saber y no me ducho.

Una cosa que hay que reconocer que el Palacio de Congresos ha hecho bien es la aplicación de la vida sana en este recinto. No hay ninguna persona obesa ni similar. Y todo gracias al café. Bueno, a ese líquido en Barcelona nadie tendría cojones de llamarlo café. Pero ya sabemos que estamos en la capital del reino y de la chulería. Aquí al purgante con colorante le llaman café. Ahí, con un par. Además tiene unos efectos increíbles. Yo he llegado sin haber comido nada. Me he tomado un café sin saber que no era café. Y he ido al wc. Dos veces. Eso es vida sana y de forma rápida. Nada de beberse 2 litros de agua para echar una meadita. Tonterías. Un "café" y a cagar. Literalmente. No hay nada más natural para perder peso.

A los 20 minutos de estar ahí, me doy cuenta que hago menos falta que una escoba en el desierto. Así que decido atacar al portátil y que ahí las pongan. Primer reto de la mañana: acordarme de todos los nombres de usuarios y contraseñas de todos los foros y similares que tengo para poder perder el tiempo dignamente. Con esta opción, pierdo el tiempo de forma indigna durante mucho rato.

Durante todo el santo día, durante los 3 días, hay un stand donde una supuesta radio (digo lo de supuesto porque he llegado a ver emisoras de radio serias muy cutres, así que vete a saber) del congreso: hablan sin cesar sobre los diferentes stands, de las conferencias más o menos serias (la verdad, no eran ni serias ni dejaban de serlo, creo que la palabra que definiría mejor esas conferencias sería: tostoninsoportable), y van haciendo entrevistas a gente teóricamente importante y sabia del ramo. De esas infinitas horas de oír ese murmullo atronador en mi oreja como si fuera la tortura china, me quedo con un fragmento de un coloquio entre diversas personas, una de ellas una delegada de la comunidad de Madrid y un representante de no me acuerdo ahora que multinacional de las gordas. En un momento de la conversación, el entrevistador deja en el aire una duda:¿Que tienen que hacer las empresas para mejorar y ser más emprendedoras? Yo me espero una respuesta acerca de las nuevas tecnologías, tener visión de futuro y fomentar proyectos a largo plazo, etc, pero no. La delegada de la comunidad y el de la multinacional están de acuerdo en ese tema, y lo plasma la mujer rápidamente, sin concesiones. "Las empresas para mejorar y ser más emprendedoras, tienen que encontrar y poner en nómina a gente emprendedora". Y se queda tan pancha la tía. Lo mejor es que me levanto para ver a la energúmena que dice una cosa así y tiene un cargo público y veo que el de la multinacional va moviendo la cabeza afirmativamente. Pues vamos bien.

En el stand de enfrente acaba de llegar una chica de esa empresa, y mirándose un portátil que tienen ahí le pregunta a un compañero suyo que hay ahí: "¿Que contraseña?" El chico se mira un momento el portátil de reojo mientras le dice: "Dale al intro". Acto seguido, veo que la chica, a pesar de lo que ha dicho su compañero, escribe algo, hace cara rara y mientras levanta la cabeza dice: "Falla algo, no entra". El chico se gira y va hacia ella mientras comenta:"Pero si hace 5 minutos que yo he entrado". Ella le dice,"Pues ahora no, mira". Y mientras lo dice, escribe, le da al enter y se lo queda mirando mientras dice: "¿Ves?". El chico se la queda mirando y le comenta: "Pero no te he dicho que le dieras a intro?" "No, me has dicho dale, no dieras. Probaré con dieras". El chico ve como ella escribe y cuando esta apunto de acabar de escribir, le para las manos y empieza a darle a la tecla de borrar. Entonces ella ve la luz y dice:"Ah, era sin espacios?". El sigue callado mientras borra lentamente hasta que al final, deja de borrar, pone el dedo encima de la tecla enter y le dice lentamente: "Dale. Al. Intro." Y mientras lo dice, le da al enter, se la mira un momento, se gira y sigue haciendo lo que hacia anteriormente con una carpeta. La chica que se lo queda mirando, se mira el portátil, levanta la vista y me ve a mi. Se sonroja, agacha la vista y empieza a mover y clickear con el mouse.

Hay cosas (muchas) que no entiendo. Una de ellas son las camisas azules con cuellos blancos. Parece que sea una forma de vestir con copyright de Madrid. Eso si, van evolucionando. Primero fue la camisa azul con el cuello blanco. Luego como complemento se peinaron todos el pelo para atrás, con más o menos gomina. Ahora algunos freaks y iluminados substituyen el azul por cuadros (pero el cuello blanco, que lo fundamental es lo fundamental). Pero los camisas azules siguen ahí. Con su cuello blanco (ancho), su gomina y ese móvil de última generación que nadie sabe porqué llevan. Esto último lo digo porque cuando hablan por el móvil, parece que no sepan cuál es el concepto de teléfono. Suben unos cuantos decibelios su voz hasta el punto que si apagasen el móvil, el interlocutor seguiría oyéndolos. Eso si la voz siempre grave y profunda, mientras su mano libre se apoya con indolencia chulesca en la cintura. A juzgar por las caras, deben de hablar de temas importantísimos. Claro que Snoopy también pone cara seria cuando se pone a jugar a batallitas áereas encima de la caseta.
Pero lo importante es el conjunto. Y ellos lo saben porque se les ha inculcado, con sangre y fuego si hacía falta, desde que era niños de teta. Es el conjunto de camisa azul, cuello blanco, corbata normalmente de colores (curiosamente predomina el salmon, el anaranjado y derivados), pelo para atrás, cantidades indecentes de gomina, móvil cool y pose entre macarra y yupie. Es el conjunto lo que da esa sensación de poder y superioridad que todos los camisas azules con cuello blanco irradian. Bueno ellos creen que irradian todo eso. El creador de Snoopy también cree que es gracioso.

Otra cosa que no entiendo (ya dije que no entiendo muchas cosas), es el tiempo. El tiempo que hace en Madrid, para ser exactos. Por las mañanas hace un sol impresionante, tienes que ir con los ojos casi cerrados y casi no puedes ni acertar el cigarrillo con el mechero para encenderlo. Te achicharras que da gusto, la camisa se empapa de sudor y no justamente de la azafata rubia del stand de telefónica, sino del tuyo. Y a partir de media tarde, salen las lindas nubecitas grises y llueve. Llueve y, hasta por joder, hace viento. Cada día igual. Entiendo que haya un cupo de lluvia por cubrir, ¿pero no podrían agrupar la lluvia en enero y después poner el "/mode lightsun on"?

Hoy en el stand de enfrente ha venido una chica nueva. Ha preguntado por la contraseña para entrar en el portátil. El chico se ha levantado sin decir nada, con media sonrisa en la boca, y ha pulsado la tecla enter. Y la chica le ha comentado: "Hombre, eso me lo podrías haber dicho, que hasta ahí llegamos". El chico ha puesto esa cara de "si tu supieras...".

Estar en la feria me ha hecho reafirmar en que este no es mi mundo. Aquí todo el mundo lleva tarjetas de visita. Y las da casi casi indiscriminadamente. No me extrañaría que aquí para ligar la gente se pase también la tarjetita de marras. Supongo que entonces entendería porqué no me como un colín.
Lo divertido de la historia es ver cuando dos personas se las pasan, y una de ellas descubre horrorizado que ya no le quedan. Antes he visto a una mujer que le ha pasado esto. La pobre se ha puesto roja y avergonzada ha soltado a media voz un: "Discúlpeme". Lo que no entiendo es como no la han apaleado y posteriormente, empalado en la plaza mayor.
No me quiero imaginar que le puede pasar a esta raza de comerciales el día que se les estropee el móvil. Supongo que sería similar al crack del 29 y se tirarán desde la ventana más alta. Lástima que los abogados no les acompañen.

En las ferias y similares existe la tradición de que los stands vayan regalando pequeños obsequios. Los hay de decentes, curiosos, absurdos y cutres. Regalan tarjeteros (como no), bolígrafos con el nombre de la empresa, una especie de bolígrafo de dos colores con un cargador de post-it estrechos y alargados incorporado en él mismo ("es para tomar direcciones de email", me ha dicho la chica al mirarmelo con cara extrañada), abrecartas con rotulador fluorescente incorporado ("para marcar por donde rajar la maldita carta, ¿eh?", le he comentado a la chica que me lo ha regalado), una caña de bambú (no quiero imaginarme para qué), porta-tarjetas (jej...), lápices con una pluma de colores (¿?¿?), taza de café y chucherías varías.

El hablar de las chucherías varías me ha hecho pensar en otra cosa. Aquí regalan chupa-chups. Piruletas. Caramelos. Gominolas. Chicles. Todo de los más variados gustos y colores. Y todos con azúcar.
"Nueve de cada diez dentistas recomiendan tomar chicles sin azúcar." El cabrón del décimo vive en Madrid y tiene la consulta al lado del Palacio de Congresos.

Por fin se acabó la maldita feria. Adiós acreditaciones colgadas de los cuellos, cómo si vulgar ganado fuéramos. Adiós gomina. Adiós camisas azules con cuello blanco. Adiós a las horas de estar sentado sin verle final al oscuro túnel.
Realmente, 3 días encerrado aquí dentro hacen que luego uno bata récords que nunca antes te habrías planteado batir. Los posters, la banderita y los folletos no han tenido tiempo ni de despedirse. Los he doblado y metido en las cajas a una velocidad de manos que ya me gustaría tener en la intimidad, cuando mi amor propio flojea. La mesa y las sillas han volado del stand al carrito que ya le gustaría a Iberia despegar así. Casi antes de que mi jefe haya acabado la frase "¿Empezamos a desmontar?", yo ya estaba abajo, entrando en el taxi. Glorioso. Sublime. Éxtasis total.

Ahora estoy tumbado en la cama, ya estoy duchado, afeitado, y no me pienso poner ni zapatos, ni nada que recuerde un traje, una corbata o algo similar. He quedado esta noche con unos amigos que aún no lo somos en persona. Curiosidades del mundo friki de los juegos de rol online masivo. Lo de masivo no trae a cuento, ¿pero a que queda bien?
Lo que me da miedo es que he quedado con una gente de la que no sé el nombre. Se ocultan bajo apodos. Que eso a todas luces es sospechoso. Si eres una persona legal, no tienes que ocultarte bajo ningún apodo. Pero si te haces llamar "er chori", y no justamente porque te guste envolverte en piel de intestino y colgarte en una pared, eres sospechoso. No sé a cuantos conoceré hoy. En principio, el martes, iban a ser dos. Después tres. A saber cuantos seremos al final. Lo que si que tengo claro es que voy a llevarme el cuchillo jamonero, por motivos preventivos, que luego siempre buscas uno y no lo encuentras cuando más lo necesitas. Cómo los taxis o los proxenetas, vaya.
Lo que no sé es si podré escribir algo cuando vuelva. A saber el estado en que llegaré. Me conformo en llegar de una pieza y sin manchas de sangre. Aunque si la sangre no es mía, también me conformo.

Bueno, aquí estoy. Acabo de llegar a Barcelona. Desde ayer por la tarde la cosa cada vez ha ido mejor. Me fui de fiesta con esa gente rara que se hace llamar por motes, cenamos, nos tomamos unas cervecitas, hablamos un ratito, reímos algo más, nos hicimos las 4 fotos chorras de rigor (tendré que hacer un estudio de porqué cuando se juntan unas cuantas personas, llega un momento que tienes que hacer fotos tontas, como si quisiéramos inmortalizar nuestro fallo neuronal), y para el hotel, que la juventud de hoy en día no me aguanta, si esta juventud nos tiene que pagar la pensión, vamos bien. Aún así, guardaré un bonito recuerdo de "Pepero de las Chollas", de "Esas Bragas Son Para Galiardo", de "Me Quemo y No Me Cuido la Herida" y de "La Enfermera Ambulanciera".
Por la mañana, me he levantado, he desayunado wiz da calm, me he ido para el aeropuerto, el vuelo se ha atrasado y eso ha hecho que llegase justo a tiempo para ir... a mi casa. Hoy no he currado. ¿Hay una forma mejor de empezar el fin de semana?

Creo que ya es hora de cerrar este post...

PS: "Mamá, mamá, hacen una película del antiguo Egipto". "No hijo, no. Es cine de barrio".
PPS: Cremar-se a l'estil bonzo pot ésser un bon truc de màgia, però no té futur.

12 d’abril 2007

De cabalgatas, rúas y demás.

Escribir en un blog, de forma (más o menos) regular, implica un ejercicio mental que mi neurona no acostumbra a realizar (de ahí la calidad de los posts). Sólo el goteo constante de sapiencia finita (pero mucha) unida a esa alegría innata que rezuman los comentarios de los comentaristas (que sería de este blog sin sus contertulios habituales), hace que escriba. Escribo sin pensar, sin leer (acto que me obliga a borrar parrafos enteros sin vocales o sin consonantes, o hasta sin vocales ni consonantes), sin comer ni beber. Pero esta vez no. Los agudos y reluctantes comentarios de mis allegados comentaristas/contertulios en mi último post me hicieron ver la luz. Primero, porque con lo oscuro que es esto, sin encender la luz no hay dios que lea nada. Segundo, porque vi una bombilla, de bajo consumo, que me venía y me iluminaba. Tercero, porque sí. La verdad es que no entiendo cómo no pude pensar en éste tema antes. Es una temática de la cual se habla en la calle, en los bares, durante los partidos de fútbol, en el mercado, viendo la tele y hasta en la más íntima y lasciva de las alcobas, ya sea de amor o de pago. Es un tema que nos acontece diariamente, que nos afecta en el día a día, en la semana a semana desde que nacemos hasta que nos volvemos comida para gusanos (cuál cebo) o ceniza (cuál cigarrillo sin boquilla). Estoy hablando, por supuesto, de las cabalgatas.

Pero hablar de cabalgatas no es exactamente correcto. Concretemos:
Por navidad, o más bien dicho, después de ella, tenemos la Cabalgata de Reyes, donde una gente adulta (según el dni) , se disfraza con barbas, pelucas, coronas, ropas aterciopeladas y/o brillantes y rodeados de otra gente adulta (repito, según el dni) que van con las caras pintadas de negro (si hay presupuesto es maquillaje, sino lo hay, van tiznados de carbón), y se dedican a tirar caramelos con más o menos mala leche a los niños y no tan niños desde lo alto de unas carrozas. Que no son carrozas, sino camiones con una plataforma encima, decorados con más (pocas veces) o menos (la mayoría de las veces) gracia, y normalmente acompañados de música que parece escogida por el asesor de imagen de Agata Ruiz de la Prada (famosa diseñadora por tener el "gusto" de saber escoger cómo marido a un demócrata de la talla de Pedro J. Ramírez, el campeón de los calzoncillos).

Después de las fiestas navideñas, por febrero, tenemos carnaval. Pero en carnaval no hay cabalgatas. hay Rúas. En las Rúas, la gente adulta (según el dni) se disfraza con barbas, pelucas, coronas, ropas aterciopeladas y/o brillantes y rodeados de otra gente adulta (repito, según el dni) que van con las caras pintadas (si hay presupuesto es maquillaje, sino lo hay, van pintados con dacs), y se dedican a tirar caramelos con más o menos mala leche a los niños y no tan niños desde lo alto de unas carrozas. Que no son carrozas, sino camiones con una plataforma encima, decorados con más (pocas veces) o menos (la mayoría de las veces) gracia, y normalmente acompañados de música que parece escogida por el asesor de imagen de Agata Ruiz de la Prada (famosa diseñadora por diseñar ropa similar a la neurona de su marido).
Así que tenemos que las cabalgatas y las rúas se diferencian básicamente porque en las cabalgatas hay gente con la cara pintada de negro, y en las rúas, generalmente, no. Ahora podríamos fácilmente y de forma demagógica, hablar de racismo. Podríamos plantearnos porqué en las cabalgatas dejan a la gente ir de negros, y en las rúas no. Sacar el tema del racismo y la xenofobia, comentar y intentar adivinar si son motivos de la inmigración, o si ya viene de antes. Pero no. Eso no es lo importante. Lo que realmente importa a la gente de a pie, a los ejecutivos, a los hemofílicos de la Zarzuela (Juanca, es un motivo de honda satisfacción darte un saludete si me lees), es el porqué de la diferencia de nombre entre cabalgata y rúa. ¿Que motivos económicos, políticos y geográficos empujaron a hacer está distinción clasista? ¿Quién, cuando, cómo y porqué? ¿Y donde?

Primero vamos a ver que se entiende de forma oficial por "cabalgata" y "rúa".
Según la RAE, cabalgata es "Desfile de jinetes, carrozas, bandas de música, danzantes, etc., que se organiza como festejo popular" Y rúa, según la misma RAE es "Calle de un pueblo" o "En Galicia, fiesta o diversión nocturna de aldeanos". Claro que también nos informa de que existe el verbo ruar (Andar por las calles y otros sitios públicos a pie, a caballo o en coche). Total, que parece que el término correcto sería cabalgata o, para ponernos estrictos e igualitarios con todo el mundo, desfile.

Con esto podemos deducir que, si bien una cabalgata es un "desfile (blablabla) que se organiza como festejo popular", la rúa no. Es decir, las rúas o no son desfiles o no se considera un festejo popular. Cómo la neurona es lenta pero segura, creo adecuado deducir que no va a ser eso lo que separa una cabalgata de una rúa.

Por lo tanto, sólo nos queda una opción. El racismo. Ya he expuesto de forma clara, concisa, contrastada (por estudios científicos de las más excelsas universidades) que lo que realmente diferencia una de la otra es que en las cabalgatas hay bastante (por no decir mucha) gente disfrazada de negro. Por negro me refiero a la raza, no a que vayan con ropas de color negro. Que podría poner persona de color, pero me niego a imaginarme un africano como una persona de color... azul, gris, verde o caqui. A un americano me lo puedo imaginar de cualquier color, pero es que sólo hay que ver todo el país en que viven para imaginarse cualquier cosa: un presidente que se atraganta con una galletita, emisiones en directo de ataques preventivos, etc... Bueno, a lo que ibamos. Que lo curioso del caso es que las rúas más populares (las brasileñas), estan llenas de negros, mestizos, mulatos y demas. Que he aquí el punto de inflexión que puede hacer que se resuelva este estudio tan meticuloso que tantos minutos (4, para ser exactos) me está ocupando. A lo mejor (por no decir de forma categórica que es la verdad), resulta que es racismo... Pero no racismo como nos imaginamos de forma normal. Es decir, normalmente, cuando oímos o leemos la palabra racismo, nos imaginamos al negro oprimido, atado a una estaca mientras lo fustigan y un blanco le pregunta: "¿Cómo te llamas, esclavo?" Pero en este caso, es a la inversa. En un momento de la historia, los diccionográfos (la gente que se dedica al noble arte de crear diccionarios), se dieron cuenta que tenían cómo acepciones de desfile estos dos lindos vocablos. Cabalgata y rúa. Y decidieron (por eso de ahorrar papel en la siguiente edición del diccionario) unificar conceptos. Evidentemente, a partir de ese momento se crearon dos bandos. Los pro-cabalgata y los pro-rúas. También había los que querían que tanto en un concepto de desfile como en el otro hubiera gente disfrazada de Torrebruno, pero a esos energúmenos se les vetó la entrada a las negociaciones de forma dialogante y conciliadora con balas de 9mm. Después de minutos y minutos de ardua negociación, se decidió que los dos desfiles se unificaran bajo el nombre de "rúa". Se decidió ese nombre básicamente porque es más corto y tenían que ahorrar espacio, cómo ya he dicho antes. Pero entonces, los puristas de la rúa, surgieron con un argumento radical, sorprendente e irrefutable: No se podían llamar igual, ya que, mientras en las rúas la gente es negra, mulata y/o mestiza, en las cabalgatas la gente se tiene que disfrazar para parecer negros. Es decir, la cabalgata era un conjunto de blancos que querían ser negros. O lo que es lo mismo, la cabalgata era un conjunto de negros falsos. Evidentemente, un intento tan burdo de suplantación de raza no se podía premiar con el éxito del desfile y llamarle "rúa". Así que, con las lagrimas en los ojos (porque vieron que no podrían ahorrar espacio ni tinta) los diccionográfos tuvieron que aceptar poner los dos términos. Pero en venganza a la rúa (y por motivos de ahorro de tinta y espacio), decidieron no poner en la definición ninguna referencia al concepto más festivo y festivalero. Para el mundo, la rúa como desfile festivo no existiría. Sólo las cabalgatas.

Y así está el mundo, ofuscado y en la penumbra, lleno en un mar de dudas. Y todo por un color.

P.S: Éste reportaje de investigación no tiene nada que ver con reportajes de investigación que "el mundo" y "telemadrid" puedan realizar. Aunque las fuentes sean las mismas.
P.P.S: Y el número de neuronas, también.
P.P.P.S: Pels amants de "Queer as folk", aneu a veure la pelicula "300", no us podeu perdre la reinona Jerjes (coneguda en l'ambient com Jerji L'Empaladora) en acció.

21 de març 2007

Monumento al Mindundi.

La gente hace y posteriormente dedica monumentos a los soldados desconocidos, a los conocidos (léase Banderas de nuestros padres, cómo ejemplo de lo que hicieron con la banderita yanqui y un puñado de marines), a héroes que murieron por el país, que mataron por el país. A las víctimas de actos terroristas (que, con todos los respetos, los ensalzan a categorías de héroes sin más mérito que estar en el vagón de tren equivocado en el momento más inoportuno), a los terroristas muertos por la lucha de su causa, a los rebeldes que lucharon por la libertad, a los que se enfrentaron a la dictadura de turno, a los dictadores de turno, a los jugadores de fútbol... Es decir, hoy en día (o más bien dicho, desde siempre), se les hace monumentos a todo dios. Y al hijo de dios, ni te cuento. Pero a quien realmente se lo merece, a quien se lo curra cada día, nada de nada. Me refiero al mindundi de a pie.

Que vale que mindundi es una expresión que no sale en el diccionario. Pero todos sabemos a que y quien se refiere esta expresión. Teóricamente, un mindundi es aquella persona mediocre, poca cosa, que se puede esperar poco de ella.
Pero un minundi es más que todo eso. Es quien se come los marrones del día a día sin compasión, es el pinche que acompaña a Ferran Adrià (er milló cuiné der món), es el pobre ibm de las oficinas, el que salta cuando el sargento chilla “corre”, y el que corre cuando el cabo dice “salta”. Recibe por todos lados, se casa, aguanta a su pareja estoicamente (porque no encuentra el punzón ni el matarratas), tiene niños que no quiere y se hipoteca cómo... un mindundi.

Mindundi es aquel que, en medio del fregado, y sin que él haga nada, destaca por encima de todos, pero no justamente por estar por encima, sino por ser diferente sin salirse de la mediocridad. El que va a recibir cuando todos se sublevan y sólo pringa uno. El que oye “Stairway to heaven” y se imagina bajando al infierno. El que se resfría una sola vez en la vida, no tiene pañuelos y, cuando disimuladamente se intenta limpiar la nariz con el dedo, todos lo miran. El que se pasa 2 horas de reloj en la barra de un bar esperando que la camarera se digne a mirarlo para servirle el cubata, el que cuando consigue la bebida pasa alguien (siempre más grande que él) y se lo tira por encima. El que creció a la sombra del más grande mindundi de la historia, Torrebruno. El que estrena camisa blanca el día que toca pasta con salsa de tomate. El que se hace arreglar los pantalones y se los cortan demasiado de las perneras. El que le sudan demasiado los pies incluso en invierno. El que tiene los dedos demasiado finos y le salen disparados sin cesar los anillos a la mínima gesticulación. El que se compra la PlayStation pero nunca pasa del primer nivel del Mario Bros.

Un mindundi es aquel que le pasa todo eso pero en vez de tirarse desde un sexto piso, se siente orgulloso de ser justamente eso, un mindundi en toda la expresión. Y con orgullo dice: soy un mindundi, ¿y que?

Un mindundi es aquel que se identifica con los personajes perdedores e histriónicos de Woody Allen. Pero que a la vez sueña con algún día ser John Wayne en El Álamo.

Porque ser un mindundi en éste mundo de mediocres es todo un acto de soberbia.
Porque ser mindundi en éste mundo de héroes es una proeza.
Porque ser un mindundi, al fin y al cabo, no es nada más que una vocación.
Porque ser un mindundi se merece un reconocimiento, aunque sea en forma de post patatero en un blog estúpido.
Para ellos, todo.

Y por eso, su monumento sólo podían ser unas escaleras que bajan.

P.S: Per a tu, princesa.

16 de gener 2007

¡Por Dios!


En un principio, las cosas estaban más claras. Si matas, Dios te castigará envíandote al infierno. Si te cepillas la mujer del vecino, Dios te castigará envíandote al infierno. Si comes cerdo, Dios te castigará envíandote al infierno. Y cómo esto, prácticamente cualquier actividad que no fuera trabajar y pagar impuestos estaba penada bajo mandato de Dios. El que fuera. Ya no voy a entrar al juego que si el Dios blanco es mejor que el árabe. Los diferencio básicamente porque hoy en día parece ser que no son el mismo Dios, aunque la teoría dice que sí, que todas las religiones monoteístas rezan y adoran al mismo dios. Que manda cojones que si todo el mundo (sic) adora el mismo dios, se maten entre ellos en nombre de él. ¿De cual?

Bueno, la verdad es que eso no fue el principio del principio. Antes hubo la happy-hour para las religiones. Existían las religiones politeistas. La diferencia entre una religión monoteísta y una politeísta es cómo si te casas y siempre te vas a la cama con la misma mujer, o si tienes diferentes amantes (o un harem si tienes muuucha pasta) y depende del día y del humor que tengas, te vas con una o con la otra. Además, todo el mundo sabe que los dioses de las religiones politeístas eran mucho más gamberros. ¡Si hasta bajaban al mundo de los mortales para tirarse al personal! Provocaban guerras, se montaban bacanales y orgías porqué sí. Y pensar que si hoy decides hacer una locura porqué sí, porqué hoy es hoy, te compras una caja roja de bombones... Bueno, a lo que íbamos. Al principio de nuestra era (considerando que somos blancos occidentales) las cosas eran así. ¿Pero y hoy? El tarado de Bush va matando al personal por todo el mundo, y por lo que se ve, el castigo divino fue una galleta. Que yo no seré un experto en teologías y demás, pero entre enviarte al infierno y enviarte una galleta, digo yo que la diferencia se debe notar, ¿no? Hoy por hoy, si te tiras a la vecinita, para empezar debes dar gracias a Dios, porque últimamente, eso ya no ocurre. Y si comes cerdo, si lo has acompañado con soja, alguna verdurita y vas un par de días al gimnasio, no tienes que preocuparte por nada. Así que tenemos que antes Dios era mucho más estricto que ahora. Y la gente le hacía caso. Eso se puede achacar a diferentes factores de ignorancia, cultura, etc. Pero eso es banalizar y perdonar al Dios de turno. Dios es Dios, pero ahora menos que antes. Está claro que se ha relajado, que cómo dicen, lo que cuesta no es subir, sino mantenerte arriba. Por citar dos ejemplos sorprendentes que demuestran que la cosa ya no es como antes. Sólo hace falta ver a los máximos representantes de Dios en la tierra. El papa y el ayatollah. ¿De verdad alguien cree que un tío tan poderoso cómo Dios necesita representantes? Y en el supuesto caso de que en su momento decidiera hacer franquicias, ¿alguien se cree que las delegaría en un par de payasos de ese calibre? Gente ya madurita que se dedica a llevar unos gorros ridículos, viviendo en el país de las maravillas sin tener ni puñetera idea de lo que ocurre alrededor, viviendo a contracorriente e intentando mantener unos ideales que ya eran desfasados hace nosecuantoscientos de años. ¿De verdad alguien cree que esos son los representantes de Dios? ¿Nadie se ha planteado que cualquier franquicia pasa unas revisiones, y que si la franquicia no las pasa, adiós al papelito en la pared que pone: “Este establecimiento representa a Dios en la tierra”?

Es que puestos a decir tonterías, no sé porque no encumbramos a Torrebruno como Profeta. Imaginad una misa por Torrebruno. Todos cantando “tigres, tigres, leones, leones, todos quieren ser los campeones”. Me imagino los dos lados (los tigres y los leones), que se mirarían mutuamente, haciendo “grrraau” mientras que con la mano se harían gestos de arañarse. Y mientras Torrebruno enmedio, con la guitarra que le taparía medio cuerpo (o más) cantando y saltando como un saltimbanqui.

Si es que la verdad, yo añoro la época de las religiones politeístas. Había una multitud de dioses que daba miedo aprenderse la lista, pero es que tenías dioses para todo. ¿Hasta para pecar con mujeres y hombres a la vez? Hasta para eso. Y si querías animales, pues venga, que se unan a la fiesta. Y dependiendo en que país estuvieras tenías unos dioses o otros. ¿Y no se pegaban por ello! Bueno, se pegaban por muchas otras cosas, que si por una Helena, que por si me llamo Alejandro y tengo que hacer história pronto que la diñaré joven, etc. Pero al menos no ponían excusas “en nombre de Dios”. Que cómo mucho decían que eran hijo o hija del dios tal que había bajado y se había cepillado a su madre cuando esta se tocaba los pechos en el estanco de forma lasciva. ¿Y quien me va a negar que eso no es creible? Pues que ahora alguien me diga que lo de la Santísima Trinidad es creíble. ¿Tres en Uno y no se tocan? Anda ya, que eso no se lo cree ni él. Dios, quiero decir. Imaginate que eres Dios. Y ves un palomo en un estanque tocándose. Pues cómo mucho le vas a dar jabón para que se limpie. Pero ves a una mujer, bella, desnuda, y magreandóse cómo una posesa. ¿Está claro, no? Si es que en esa época todo era mucho más divertido. ¿Porque si no la gente iba con túnicas ridículas que casi no tapaban nada y se quitaban en un plis-plas? Exacto. ¿Y en algún momento se les amenazaba con el infierno? Para nada, para nada.

Antes la gente, cuando había guerra, hacían un caballito de madera bien grande, saqueaban ciudades, violaban y se quedaban las mujeres como esclavas y cómo mujeres propias.
Ahora arrasamos un país a misilazos, matamos a cualquier cosa que se mueva y enviamos los prisioneros a Guantanamo. Eso si, en horario “prime time”, y en riguroso directo (con 5 segundos de retraso) por la CNN.

Y lo mejor de todo, es que ahora, nosotros los blancos occidentales, somos los representantes del último vestigio de un dios politeísta. Un tío con greñas, que iba pidiendo niños para pasárselo bien... Y con un sentido del humor imponente, les hizo creer a todos que era hijo de Dios. Imaginaos que estaría haciendo María en el estanque...

PS: ¡¡No, Tran Tran No!!