26 de setembre 2006

Principios Hidráulicos: El champiñón.

Cómo dice el refrán; “Si cae del cielo, es húmedo y te moja, es agua y está lloviendo”. Claro que el corolario de Unga-Gaga (filósofo famoso del pleistoceno superior) deja una puerta abierta a la duda: “También puede ser un Tiranosaurus Rex meando”. Filósofos modernos (Hans Van Der Fiesten, 987-1056 d.c.) objetaron más dudas: “O un vecino molesto escupiéndote desde el balcón”.

Y con esto, que quiero decir. Fácil. Que desde que el ser humano es lo que es (un animal que puede pero no quiere hablar y con in-capacidad pára el raciocinio), nunca nos hemos puesto de acuerdo. Y esto nos lleva a la madre de todas las dudas. El agua. ¿Qué es el agua? Según algunos técnicos, físicos y demás sandeces por el estilo, el agua es un compuesto conformado por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno. No tiene color, olor ni sabor. Ocupa las tres cuartas partes de este querido planeta conocido cómo La Tierra, y el setenta por cierto del cuerpo humano es agua (para que coño beber más agua, todos a por alcohol, que está perdiendo la partida), el punto de ebullición es blablabla... Según los teólogos, ecologistas y demás sandeces por el estilo, el agua es un regalo de Dios que no se puede malbaratar.. Lo de Dios es la aportación de los teólogos, claro. Lo de malbaratar, de los ecologistas. Total, en lo único que están de acuerdo es en que el agua es agua. Y por lo que se ve, nadie les explicó que nunca se tiene que utilizar la palabra definida en la definición. Y eso que algunos tienen carrera. Que debe de ser de sacos visto el resultado final.

¿Pero realmente nadie ve lo que es el agua?

El agua es un maldito líquido soso e insípido, que no acompaña ninguna comida decentemente, con el cual ahora la gente sana nos quiere maltratar a base de hacernos beber 2 litros diarios para que nos coja complejo de vejiga con patas. También sirve para lavarnos (poco, el jabón funciona mucho mejor) y para cocinar (punto a su favor). Algunos locos bajitos (fans de Torrebruno) lo utilizan cómo arma, al llenar globos para lanzarlos al prójimo, llenar las maldichas pistolas de agua (que no son de agua, son de plástico) y joder al personal que se le acerque demasiado, llenarse la boca y escupir (viva la educación y los padres que la aplican), etc... Ahora que hay poca agua, va y nos joden la conciencia con una campaña de publicidad en la que nos están haciendo responsables de la falta de agua. Porque los campos de fútbol, golf, parques recreativos acuáticos, centros de relax y similares no gastan nada. Ni las empresas, ni las fábricas. Somos los ciudadanos los malos. Por culpa nuestra, éste bien se va agotar. Pues que bien que el bien se agote. Yo no tengo conciencia. Y si quiero tirar de la cadenita cada vez que voy al baño, no me tiene que coger ningún complejo de genocida líquido. De hecho, a veces me levanto por las noches y poseído por una luz no terrenal (el fluorescente), me voy corriendo al baño y empiezo a malgastar agua. Es decir, soy un patrón clásico descrito en la teoría Khur-Xompfessen.

La misma teoría que explica el porqué de los champiñones (hongos del género Agaricus) . Y es que todo en la vida tiene su relación. Que alguien le quite el agua a los champiñones. Bueno, para empezar, a ver quien es el valiente que lo intenta. Pero supongamos que lo consigue. Supongamos que lo consigue y logra sobrevivir a ellos, me refiero. ¿Qué observará? Que los champiñones, al igual que el musgo y otros animales depredadores, necesitan el agua para vivir. Más aún. Lo necesitan para sobrevivir. ¿Porqué? Pues porque son idiotas (según un estudio de la universidad de California, es un hecho demostrado), y también porqué sin agua no hay humedad. Y sin humedad, no se crea ese microclima tan infecto el cual es idóneo para los champis y otros especímenes de su calaña. Así que, para un champiñón, que el agua tenga o no tenga color, olor ni sabor le importa tres pitos. Le importa cinco pitos que las tres cuartas partes de este planeta esté ocupadas por el agua. Literalmente se la suda que los humanos seamos un setenta por ciento agua. Le interesa poco o menos que el agua sea un regalo de Dios. Y cómo inconsciente que es, la malbarata. Y no sabe, ni lo quiere saber, ni lo sabrá nunca, que esas gotitas están formadas por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno. Y que nadie le hable de lluvias, dinosaurios meones o vecinos incívicos que es capaz de enfadarse, y mucho.

Y ahí, al estudiar al peligroso champiñon, es cuando descubrimos la verdad de la vida.

Que feliz, que divertido, es vivir en la inopia.


15 de setembre 2006

The Last Emperor. Part I

Fumanchú sale de su habitación, con el traje de seda (seda china claro, traída expresamente por Armani), se mira en uno de los espejos del pasillo (le encantan los espejos, por las noches suele hacer poses y practicar subidas de ceja, movimientos intimidatorios con las uñas...), y ve que le faltaba el gorrito. Rápidamente se va al probador de gorritos que tiene y coge uno. Está perfecto. Traje amarillo con gorro negro. Ideal para ir a esperar en la sala imperial a su biznieto. Así se veran después de tantos años y lo verá en plena majestad, en pleno uso del poder imperial que sólo él, Fumanchú, puede ostentar, tener y controlar.

Con paso grave pero ligero, entra en la sala imperial. Está impecable. El oro reluce. Las sedas brillan a la luz de las velas. Las máscaras (originales de todas las dinastías imperiales chinas) parece que le rindan pleitesía. Se sienta en el trono, magníficamente gravado, y deja reposar sus brazos...

Al cabo de un rato, las puertas del fondo se abren lentamente, silenciosamente. Los guardias van entrando, al trote cochinero, hasta formar un pasillo entre las escalinatas del trono y la puerta. El emperador inmortal sonríe.

Uno de los secretarios entra, y con la cabeza gacha y las manos juntas, se acerca silenciosamente hasta el primer escalón.

.- Habla.

.- Honolable Fumanchú, me acaban de llamal pala decilme que...

.- ¿Cuantos años tienes?

.- Que?

.- No creo que sea una pregunta dificil de entender... ¿Cuantos años tienes?

.- Cualenta y cuatlo, mi honolable señol.

Fumanchú suspira. Cuarenta y cuatro años y aún no sabe pronunciar la maldita R.

.- Es igual, sigue.

.- Honolable Fumanchú, me acaban de llamal pala decilme que Cho-Li So ya ha recogido...

.- ¡Te pillé! ¡Sabía que sólo lo hacéis para molestarme!

.- ¿Peldón honolable empeladol?

.- Has dicho Recogido, con R.

.- Miselicoldia, honolable empeladol, no se lía de mi. Sabe que los chinos moltales no sabemos decil la L.

.- ¿Misericordia? ¡Pero si has pronunciado la R!

.- No, no lo he hecho, honolable señol.

.- Si que lo has echo.

.- No, no mi señol.

.- Si, si que lo has hecho, has dicho Recogido. RRRecogido. RRRRRe-co-gi-do.

.- Mi señol, pol favol, no se bule usted de mi, he dicho lecogido. Lecogido. Le-co-gi-do.

.- ¿Que no me bule? ¿Se puede saber qué demonios es bule?

.- Mi señol empeladol, ya sabe usted que es bulal...

.- ¡No, no sé que maldita palabra es bulal porque no hay ningún dios que la haya pronunciado nunca!

.- Cómo que no, mi honolable señol, clalo que la plonuncian, y más a menudo de lo que la gente clee.

.- ¿¡Pero qué es bulal!?

.- Pues mi honolable empeladol, bulal es el acto del legocijeo y del...

.- ¿Legoci...? Es igual. Dejalo ya. Acaba tu informe.

.- Pues cómo le decía, mi honolable empeladol, me han infolmado de que su excelso ayudante Cho-Li So ya ha Lecogido a su honolable biznieto en el aelopuelto y ya vienen hacía el Palacio Impelial.

.- Está bien. Márchate.

.- Si honolable señol. Sólo una cosa más, mi señol, es un honol pala todos nosotlos que su honolable biznieto vuelva a estal aquí después de tantos años.


Dicho esto, el secretario, aún sin levantar la cabeza ni separar las manos, se marcha andando de espaldas, hasta llegar a las magnificas puertas de bronce que, una vez cruzadas, se cierran en medio del silencio más absoluto.

Fumanchú ya no sabe que pensar... Por un lado, la noticia de la llegada de su biznieto le alegra y le reconforta. Por otro lado, que sus criados, sirvientes, trabajadores y soldados no sepan pronunciar la R le preocupa... ¿Lo hacen expresamente para reírse de él a sus expensas? ¿Se juntan luego en la taberna y ríen de su cara cuando le hablan así? ¿O sencillamente son idiotas congénitos?

En ese momento, unos tambores empiezan a resonar, y a continuación, unas trompetas empiezan a tocar la marcha imperial. Fumanchú olvida sus disquisiciones, se yergue en el trono y observa cómo las puertas se empiezan a abrir para dejar paso al chambelán de la corte, el cuál, hace picar su bastón en el suelo y a continuación, con voz profunda pronuncia las palabras que el emperador tanto anhela:

.- ¡Majestad Impelial, el excelso Genelal Hal-Tu Dituh!

Una figura se empieza a mostrar entre las sombras de la puerta, se para al lado del chambelán y le dice en voz baja:

.- Har-Tu Dituh. HaR, con R.

.- Pues eso es lo que he dicho, mi genelal.

El general mira al techo y suspira... A continuación mira hacía el fondo de la sala imperial, sonríe orgullosamente y pisa el mármol...

14 de setembre 2006

AdSense, Mr. Google y otras majaderías.

Cómo habréis podido observar, ahora en este, este... esto hay un anuncio de Google. Y os preguntareis: Para que? Pues a ver, vamos a contarlo, que si mi paranoia resulta, podemos reír un rato. Según el sr. Google, van a poner anuncios que hagan referencia a la web. Vale que teóricamente me pagan por tener esto, pero sólo es factible si en total hacemos un numero determinado de clicks (y sin pasarse de estarse horas pegado delante de la pagina dándole sin parar), entonces, y sólo entonces me pagarían. Mientras no me vengan a pegar en casa, a mi plim.

Bueno, pues eso. Que teóricamente van a salir anuncios relacionados con la web... A ver si es verdad y salen links sobre sodomía china, la lástima es que no haga búsquedas relacionadas con los comentarios de los posts, entonces, esto podría ser un mar de lagrimas... de risa.

Y eso que parece que vayan en serio, esto es un extracto del email que he recibido:

"Esperamos poder revisar su sitio para que pueda empezar a
mostrar anuncios Google orientados cuanto antes."

En serio que tienen a alguien revisando sitios?
Dios, ese curro debe de ser insufrible, inpagable e idiota...

06 de setembre 2006

The Hour of Fumanchu.

Fumanchú, se alisa el largo bigote con sus afiladas uñas. Sus parpados se entrecierran, mientras mira al estúpido de Cho-Li So que tiene por ayudante. ¡Qué difícil era encontrar ayudantes competentes hoy en día! Apoya su barbilla en su mano y mira al techo. Ya no habían ayudantes cómo los de antes. Ni espías. Por no haber, no había ni contrincantes cómo Dios manda. ¿Dónde estaban los Nayland Smith actuales? ¿Es que este podrido mundo occidental sólo sabía hacer personajillos vulgares cómo baluartes mundiales? Vuelve a mirarse a su ayudante. Vuelve a mirar al techo. Definitivamente, el mundo asiático tampoco se podía enorgullecer de mucho... ¿Cómo una persona, con estudios en las mejores universidades, que había estado con los mejores maestros ancianos, que había estudiado desde pequeño con él mismo, el gran, único e incomparable Fumanchú, tenía que acabar todas sus frases con coletilla? Y no una coletilla cualquiera, no... “Pim Pam Pum, bocadillo de atún”.

¡Por todos los dioses, incluidos los paganos! ¿Para eso se había ocultado durante años, haciendo ver al mundo que había muerto? Durante decenios escondido, viviendo a base de sus pócimas mágicas para alargar la vida, esperando el momento adecuado, preparándolo todo, maquinando su plan definitivamente definitivo para dominar el mundo, y tiene por ayudante al hermano tonto de Torrebruno. Más alto (cosa nada difícil), pero más tonto. Pero lo peor es que ese pazguato se cree listo. ¡Y mucho! Pero eso no duraría mucho tiempo. Su biznieto está a punto de tener la preparación perfecta para cogerlo como ayudante. Sólo con que hubiera heredado una centésima parte de su inteligencia, ya valdría mil veces más que Cho-Li So. Y por lo que sabía, había heredado mucho mas de una centésima de su intelecto. Mentalmente se friega las manos, mientras una leve sonrisa aflora en sus labios.

Cho-Li So ve ese gesto y sonrie satisfecho, pensando que era debido a la celeridad con la que había cumplido su último encargo. Menudo idiota. Pobre inútil. Se le dice que coja a un banquero, lo mate y que lo deje en un lugar público, para que lo encuentren... ¿Y que hace? En vez de cogerlo, y matarlo con alguna pócima extraña que cause horribles muecas de dolor, o torturarlo hasta la muerte con algún método tradicional, le vacía un todo un cargador encima. Quince balas. Y luego, en vez de dejarlo en algún lugar público para que lo encuentren discretamente, no... Va y lo tira desde lo alto del Banco a la plaza. A las 12 del mediodía. Cuando había una manifestación de madres anti-sistema. Con la policía, las cadenas de televisión... Al imbécil de Cho-Li So sólo le habría faltado vender entradas. Claro que con lo estúpido que es, es capaz de haberlo hecho. No lo cogieron de milagro. De milagro y porque los policías de hoy en día son tan inútiles como su ayudante. Y porque los soborna, claro.

Pero Fumanchú se está cansando de sobornar agentes del orden para que no atrapen a su ayudante. Fumanchú se está cansando de que sus preparativos no salgan cómo él quiere por culpa de su ayudante. Fumanchú se está hartando de que sus planes parezcan realizados por un vulgar secuaz de Al Capone debido a su ayudante. Fumanchú va a decir basta. Está esperando una llamada. La llamada que le confirmará que su bisnieto ya viene. Ya tiene un encargo para él. Y si es la mitad de bueno del que sus profesores (escogidos por él mismo) dicen, Fumanchú va a disfrutar...

Suena el teléfono, Fumanchú con tranquilidad levanta el auricular y escucha con atención. Una sonrisa maquiavélica aparece en su cara, y su mano izquierda empieza a mover los dedos cómo si tocara el piano, moviendo las uñas largas y afiladas con parsimonia. Su biznieto había llegado. Har-Tu Dituh ya estaba aquí.

Cho-Li So se estremeció al ver a su amo observarlo con esa mirada siniestra. Se encogió de hombros mentalmente, seguramente al Honorable Amo le habría entrado algo en un ojo.