07 d’agost 2007

De Moscú a Tegucigalpa en patinete

Si es que ya lo decían los chinos, allá por los albores del tiempo: Si quieres arroz Catalina, busca algo con que acompañarlo.

Y el mundillo de los viajes, como la gastronomía, tiene eso. Un plato puede ser muy bueno, pero si lo acompañas de algo, puede llegar a ser excelente. Sólo hace falta ver como Ferrán Adriá acompaña su famosa deconstrucción de tortilla con huevos y patatas. Y los viajes, más de lo mismo. Puedes viajar sólo en plan mochila, con tu samsonite último modelo o con un juego de maletas de piel de cualquier animal en vías de extinción. El viaje en sí puede llegar a ser genial. Puedes tener experiencias alucinantes, conocer a gente pura que te descubrirá una nueva forma de entender la vida (pero que curiosamente, esa misma gente es la que quiere huir de esa vida), tener tiempo para escucharte a ti mismo, entenderte y volver con el machete en la mano.

Pero acompañado tiene mucha más miga. Quien te acompaña es esa persona de confianza, con el que quieres compartir la experiencia del viaje, ya sea en avión o en pastillas, con el que, en los tiempos muertos esperando ese avión (cortesía de Iberia o similares tufos), ese autocar, ese tren, hablarás, jugarás a cartas o simplemente leerás un libro mientras él se lee otro. Te acompañas de alguien para que, en el fondo, te haga compañía. A parte de que tu acompañante te puede ir a buscar un medicamento de urgencias cuando pillas la diarrea, te lleve la mochila cuando te hagas daño y otras menudencias por el estilo, realmente tu acompañante vale su peso en oro después de volver del fantástico viaje. Porque vamos a ser sinceros: ¿quien, cuando llega de un viaje, no tiene ganas de contar su maravilloso viaje? Algunos, hasta lo cuentan en blogs y webs similares de mal gusto. Así que tu haces lo mismo, y sin discriminación alguna, a discreción total, le cuentas las mil aventuras al primer desventurado que se cruza en tu camino. No importa que tenga prisa, se esté quemando con el café o que sea mudo. Mientras tenga pabellones auditivos operativos, no hay ningún problema: es tu víctima propiciatoria. Pero al cabo de un tiempo, cuando las navidades ya se huelen en el ambiente, y las luces iluminan la ciudad como un gigantesco árbol de navidad (este año no creo que nadie se atreva, tal y cómo está Fecsa), ya nadie quiere oír por enésima vez cómo saltaste ese río, con la lluvia azotando tu rostro, la mochila pesando 30 kilos a la espalda, la catarata esperando su ración de carne humana...

Entonces es cuando tienes el recurso del Acompañante. Que en esas fechas ya no es Acompañante, claro está. Pero para no liar al distinguido lector (si, en singular), le seguiremos llamando "Acompañante". Si Keanu "stick" Reeves era el "Elegido" en Matrix, no veo porque el "Acompañante" no puede ser en mayúsculas.

Cómo decíamos (si, en plural), al cabo del tiempo del viaje, siempre nos quedará ese último recurso. Hablar con la persona que te acompañó. Que vivió contigo divertidas y fantásticas anécdotas que, desengañémonos, al resto de los mortales no les hace ni pizca de gracia, por mucho que tengas la labia de Torrebruno y les sobornes con mantequilla y sopa de pollo.

Y cuando lo veas, empezarás con ese tan manido e insufrible "Recuerdas cuando...?" y volverás a sentir la lluvia azotando tu rostro porque le diste tu gorra porqué él la perdió y no recuerda donde, volverás a oír la cascada rugiendo reclamando comida al intentar saltar por donde antes estaba un puente que él tiro al pasar primero, volverás a correr por calles de una ciudad desconocida buscando una farmacia de guardia porque él tenía diarrea por haberse ido a la cama con una desconocida que sabia menos de higiene que Putin, volverás a llevarle las maletas, la mochila, la samsonite y los malditos regalos para toda la familia porque a él le dolía un oído, volverás a perder ese autobús que pasa cada 4 horas porque él estaba comprando tabaco, volverás a vivir todo ese montón de entrañables experiencias que te hicieron jurar, tal y cómo llegaste a casa, que esa era la última vez que ibas con el Acompañante.

PS: Una dama me ha pedido que la ayude para subir en un ranking de webs. Ya sé que está en los links, pero se vé que no le cuenta para el combate de puntos... Buena suerte ;)

10 comentaris:

Professor Howdy ha dit...




All of us, at one time or another,
have experienced the strange
physiological reaction of zygomatic
stimulation and subsequent larynx
strain.

This strain upsets the respiratory
system, which results in deep,
noisy gasps. The mouth opens
and closes as the lungs struggle
for oxygen.

The struggle for oxygen causes
the face to turn various shades
of red and strange, unique noises
emerge from deep within.

What is this strange, physiological
reaction I am describing? It is
laughter!


We normally associate laughter with
humor. But, gelotology, the study of
laughter, suggests another trigger for
laughter called the incongruity theory.

This theory suggests that laughter
arises when logic and familiarity are
replaced by things that don't normally
go together--when we expect one
outcome and another happens.

Generally speaking, our minds and
bodies anticipate what's going to
happen and how it's going to end
based on logical thought, emotion,
and our past experience. But, when
circumstances go in unexpected
directions, our thoughts and emotions
suddenly have to switch gears and
laughter emerges out of the tension
between what we expect--and what
actually happens.

This phenomenon is what you will
encounter at 'Thought & Humor's
Blog
with well over 1 million hits...

Cesc Fortuny i Fabré ha dit...

Si, efectivamente el Acompañante puede ser una de sus peores pesadillas. Pero piensen en el caso de disfrutar de la presencia de dos o tres Acompañanes. Las posibilidades suelen ser ilimitadas.

elojosinpaz ha dit...

se agradece...

c_mm ha dit...

La próxima vez el Acompañante que busque un buen viaje organizado, de esos que empiezan temprano a las 7 de la mañana y acaban con las cenas diarias, esos autocares llenos de jubilados, las mismas caras día a día, las mismas toses, los mismos reclamos... créame, despues de ese viaje que el Acompañante quiso hacer con tanto ímpetu, el otro Acompañante no querrá más en la vida viajar con usted.

PlàB ha dit...

Bueno, bueno, sres.....hablan ustedes del Acompañante como si fuera alien. En principio, el acompañante y uno mismo se ponen de acuerdo sobre los promenores (y mayores) del viaje. A tener en cuenta que, a la vez, se escoge (o somos escogidos)por toda una suerte de suposiciones y/o parametros de afinidad. Otra cosa es la convivéncia vacacional con el Acompañante que puede deparar alguna que otra sorpresa más o menos desagradable (este fenómeno que tambien se da en matrimonios, viendose ligeramente más afectados los que tienen hijos, se conoce como el síndrome de "malditalahora").
Profesor howdy: es cierto, una conclusión inesperada puede despertar nuestra hilaridad. Somos así.
Sr. bow: No se crea usted....y si el Acompañante decide montar una fantástica velada gastronómica con los demás integrantes del tour, que? eh? Toda una cena con las mismas caras, toses, anecdotas, fotografias...

Kamehame ha dit...

Yo creo que el mejor acompañante es el desconocido. Aquel o aquella que por casualidad esta sentado a tu lado en el avion, o en el tren. Al que no se conoce de nada. Que te dan vomiteras, este acompañante te regala su bolsa de plastico. El peor acompañante: el familiar plasta. Porque ya sabemos que la confianza da asco. Y a mi compartir bolsa de vomiteras no me va...

Cesc Fortuny i Fabré ha dit...

Compartir vomiteras.
Eso me recuerda hace unos años cerca de Sudán, con unos viejos que compartían la dentadura postiza, aunque eso es ya otra historia ...

c_mm ha dit...

Y tanto que es otra historia lo de la dentadura multipuesto, como historia aparte son sus historias dentro de la incredibilidad creíble, podría simplemente resumir tan apoteósico acontecimiento?

Sr. planb, discrepo con usted tanto como conmigo, muchas veces no elegimos a nuestros compañeros de viaje, con frecuencia la persona elegída es la única que con un % muy alto sabemos, nos acompañará en nuestro viaje, aun sabiendo que nos arrepentiremos de tal decisión, así que no me venga con milongas racionales, por favor!! que somos suficientemente irracionales como para caer en la racionalidad más profunda!

PlàB ha dit...

Sr. Bow: Puestos a dar raciones (que són lecciones racionales), la mia con doble de mostaza...
P.d: graciassss

mila ha dit...

¿Pero tú te has ido de vacaciones o de misión de guerra?