12 de juliol 2006

Da drugman an da quinc. (I)

El lunes por la noche fui de concierto. Como va siendo habitual, el Sargento Reflex me acompañó, y esta vez íbamos acompañados por Carquinyoli del Meu Cor. Curioso personaje este. Aunque cuando se junta (por no decir pegar cual loctite cualquiera) con Turronet Meu, no hay quien los soporte. Son algo así como la miel, el dulce de leche y el almíbar juntos. Sólo que más dulces y empalagosos. No sabes si los matarías o si los abrazarías. Yo, personalmente, como tengo una reputación de duro que mantener, los correría a gorrazos. O como dijo el poeta, empezaría a darles guantazos hasta que no me acordase de porque les meto. Y seguro que aún así, seguirían pegaditos, sonrientes y babeando... El sarge, como es de esa manera, se los queda mirando y sonríe. Otro que tal.

Total, que el lunes los tres amiguetes fuimos de concierto. Pero no uno cualquiera, no. Fuimos al concierto de Willie DeVille y B.B. King. Que decir de estos dos monstruos. No hay palabras. O sí...

Para empezar, comentar que tuvimos que hacer cola para recoger las entradas.
Dos colas largas y tontas para recoger entradas ya pagadas y reservadas. Una corta (y también tonta) para comprarlas. Una taquilla para juntarlas todas. Una taquilla para liarlas a todas. En el Poble Espanyol, donde se extienden los muros.

Una vez conseguimos nuestras entradas que teníamos reservadas (como los señores, a lo grande), nos fuimos para la cola para entrar. Pero esta vez hicimos acopio de provisiones y cada uno ya tenia en la mano una lata de cerveza. Como los señores, a lo grande que la casa no repara en gastos. Pero sorprendentemente, esta cola fue corta. Tan corta que nos encontramos a punto de entrar en un recinto cerrado con latas exteriores! Ni que fueran de Marte, digo yo. Al final, sant hilari y para adentro. Una vez en la plaza, vimos que estaba inclinada (con el escenario abajo, claro), así que nos tranquilizamos sobre la visibilidad. Y ahí nos quedamos, esperando el principio del concierto...

Que empezó quince minutos tarde, pero considerando que empezaba nuestro amigo Willie, se lo perdonamos... Es que hay que ser comprensivos. Pensad que este hombre cada vez que pasa por el aeropuerto los perros antidroga le saltan encima. Huelen su sangre. O más bien dicho, lo que queda de ella. El resto de lo que le circula por las venas es un cóctel farmacológico que seguro que esta prohibido por la Convención de Ginebra al considerarse arma química.

Pero a lo que íbamos. Primero salieron sus músicos. Dos. Un pianista y un contrabajista. Se sentaron, y empezaron a tocar, así, para hacer una preparación del momento... Y ese momento llegó cuando entro él. Desde la distancia no se distinguía bien, pero creo que llevaba botines. Pantalones negros, los cuales crearon una mini discusión sobre si eran de terciopelo o de piel. Chaqueta negra del mismo tejido que los pantalones, chaleco más de lo mismo, camisa blanca con esas florituras tan monas en cuello y muñecas, conocidas también como puñetas, cinturón que si vale su peso en oro, valdría una fortuna (no es que fuera gordo, es que estaba lleno de... acero). Eran círculos grandes como pelotas de tenis (pero planos, claro), y se asemejaba más al cinturón de profundidad de un submarinista que al cinturón de un cantante. Pero lo mejor no era eso. Ni el pelo laaargo y con coleta. Ni los pendientes a juego con el cinturón. Lo mejor era el pañuelo de cuello. Que más que un pañuelo de cuello, parecía un collarín. O como dijo el sarge, “será para que no se le caiga la cabeza”. Bueno, para quien haya visto a Willi DeVille, pensará: “Pero si siempre ha vestido así, a lo dandy demacrado y decrépito de New Orleans.” ¡Si, pero es que nosotros íbamos con pantalón corto, chancletas y camiseta de manga corta! ¡Y teníamos calor!

Como es habitual en mi, no pienso hablar de la música en si, de que canciones tocó y memeces de esas. Sólo decir que aunque esta tan delgado que si le ponen una luz detrás parece una radiografía, tiene una voz sorprendente. Te pasaba de una voz cavernícola, rasposa, rota (cómo él), a una voz suave y profunda de bluesman...

Llegó, se sentó en el taburete y cantó. Moverse, lo que se dice moverse, poco. Pero claro, a esas edades y con esa vida que se ha metido, cualquiera le pide más. Bueno si, los que quieren una defunción en directo. O los que les gusta ver caer jarrones de cristal para verlos reventar y esparcirse por el suelo.

Sobre su música, solo remarcar que era una mezcla de blues, jazz y ese estilo tan particular de New Orleans A.G.B. (Antes del Gran Baño). Ritmo, estilo, clase... Y esa pinta macarra que sólo el gran Willie DeVille puede llevar sin parecer marciano u hortera.

Eso si, en la última canción, ya sin chaqueta, el hombre se animó y se levantó, yendo para el público, como si fuera a saltar. Nosotros, bocadillo en mano y cerveza en la otra, nos lo mirábamos con la perspectiva de los señores. Y empezamos a dar razones por las cuales no se podía tirar al público. Primera, porque si lo intentaba, dudábamos mucho de que el respetable (aunque lo fuera poco), le gustase ser sodomizado por un esqueleto, y le podían hacer tragar el micro. Segunda, si se lanzaba sobre el público... con lo que pesa, seguro que rebotaría como una pelota Nivea, y la cosa no estaba para eso... Y no creo que ni el médico que va con él (no lo sé seguro, pero me juego lo que quieras que sigue los pasos en este sentido de Bob Dylan) se lo permitiera, puede ser bueno, pero no tanto. Además, Willie no es tonto, y seguro que notó que corría aire...

Como nota, agregare que aquí los bocadillos fueron grandes. La hamburguesa, sin ser una exquisitez gastronómica, mas que comestible estaba buena. Y lo mejor es que aunque en toda la plaza sólo había San Miguel, en el bareto de los bocadillos tenían Moritz (¡jodete miguelito! ).

Y después... el gran (en todos los sentidos) B.B. King.


Comments


Posted by Turrunet Teu
on 17 July, 2006, 9:49 pm
Sincerament, no m'esperava xos de tu...
Em pensava que erem amics.

Posted by HopsHops
on 17 July, 2006, 10:54 pm
Turronet, benvolguda amiga, com vos sap, sempre que he parlat de vos ha estat desde el carinyu, l'amor i el respecte, sobretot mooooolt de respecte. En aquest cas, també cal remarcar que els comentaris vers en Carquinyoli han estat amb respecte (carinyu y amor no, que sóm amics, però tot té un límit!), y que tota coincidència entre els personatges del post y la realitat és pura veritat. Però sempre amb respecte.